Seguimos analizando los grandes enemigos que te acechan en tu camino hacia la salud financiera. En otras partes de este megapost hablamos de la inflación, los impuestos, el conformismo y la educación. Hoy vamos a hablar de otro de esos enemigos: Las comisiones.
Las comisiones son otro enemigo que, al igual que la inflación, va dando pequeños mordiscos a nuestra capacidad de acumulación de riqueza. Y si bien esos mordiscos pueden parecer relativamente asumibles en el momento, su impacto total en un largo periodo de tiempo puede ser muy significativo.
Y aquí debemos prestar especial atención, porque a menudo estas comisiones no se encuentran precisamente a la vista de todos. Así como en otras situaciones como compras cotidianas, viajes, etcétera, etcétera, en el mundo de las finanzas hay que ponerse las gafas y escarbar un poco para ver qué demonios está pasando.
A continuación vamos a hablar de algunas áreas en la gestión de tus finanzas personales donde conviene que vigiles las comisiones que te cobran, porque no tiene sentido que pagues sin ton ni son. Especialmente en el mundo financiero actual, donde existen muchísimos proveedores fiables para proporcionarte el mismo servicio.
1. Comisiones de mantenimiento de tu cuenta bancaria
Como ya vimos en este post, los bancos han empezado a cobrar comisiones por mantenimiento de cuentas bancarias. Simplemente por tener el dinero ahí guardado, sin más.
Si ése es tu caso, tienes que movilizarte. Lo primero es hablar con tu banco para ver si pueden ofrecerte otra solución sin comisiones. Y si eso no es posible, explorar el mercado en busca de alternativas. En la actualidad hay muchos proveedores que te permiten operar sin comisiones de mantenimiento.
El obstáculo aquí es más psicológico que real. A veces asumimos alegremente que nuestro dinero está más seguro si lo tenemos en un banco tradicional. Pero no tiene por qué ser así.
Recuerda que el gobierno garantiza los depósitos hasta 100.000 euros por entidad. Si tu proveedor alternativo de cuentas bancarias se beneficia de esa garantía, tu dinero está igual de seguro que en un banco tradicional a esos efectos. Y ya sólo tendrías que centrarte en la facilidad de la operativa de la cuenta y en las comisiones.
2. Comisiones por operaciones puntuales
Las comisiones por operaciones puntuales suelen ser menos dolorosas que las comisiones recurrentes, pero también tienen su miga. Aquí entran cosas como:
- Transferencias
- Cambio de moneda
- Compra y venta de activos financieros
- Otros
Los bancos tradicionales cargan elevadas comisiones por este tipo de servicios, amparándose en que sus clientes están acostumbrados a tratar con ellos y fruto de la presión que ahora mismo tienen para mejorar sus resultados financieros. No es una buena idea hacer este tipo de operaciones con estas entidades, porque vas a pagar más de lo estrictamente necesario sin obtener mayor calidad de servicio.
Familiarízate con las fintech y los neobancos y prueba a encontrar mejores soluciones.
3. Comisiones de gestión de inversiones
Bueno, aquí ya entramos en canela fina.
Digamos que ya estás avanzando a buen ritmo por el camino hacia la salud financiera y que has empezado a invertir parte de tus ahorros.
Una de las alternativas de inversión más conocidas son los fondos de inversión, tanto de renta variable como de renta fija. Si vas a invertir tu dinero de esta forma, has de saber que las comisiones de gestión de estos fondos tienen una relevancia muy significativa en la rentabilidad de tu inversión.
Por eso es clave que conozcas bien qué nivel de comisión tienen, cómo funciona y si está justificada. En concreto, debes entender la diferencia entre gestión activa y gestión pasiva, así como decidir cuál de las dos prefieres que tenga mayor presencia en tu estrategia de inversión.
Pero tú tranquilo, que entraremos en este tema en mayor detalle en futuros posts.
Ahí tienes, 3 grandes áreas en las que debes vigilar las comisiones que pagas. Merece mucho la pena que lo hagas, porque afectan mucho al resultado que obtendrás.
Si quieres acceder a contenidos similares, consulta nuestra sección Dinero, ¡a trabajar!
Moni 
