Ideas fundamentales sobre la renta variable

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Renta variable, bolsa, acciones, fondos de inversión… ¿Qué narices es todo eso? ¿Cómo funciona? ¿Se puede aprender sobre ello de forma relativamente rápida sin que el cerebro nos estalle?

Todas ésas son preguntas legítimas. Hay mucha jerga y términos técnicos que se repiten una y otra vez en los medios de comunicación y que crean una impresión de que este mundo de los mercados financieros es excesivamente complejo y que solamente se encuentra al alcance de unos pocos elegidos que se han formado específicamente para ello.

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Pero ¿es esa impresión cercana a la verdad?

Quizá no tanto.

Quizá baste con entender unas cuantas ideas relativamente simples y no sea necesario preocuparse gran cosa por lo demás.

Si fuera así, molaría. ¿Verdad?

Pues tengo buenas noticias para ti: Es así.

Lo vemos a continuación. Y para que sea más digerible, vamos a dividir este post en partes.

¿Qué es la renta variable?

Empecemos por definir la renta variable de forma sencilla.

Los propietarios de un negocio o empresa se llaman accionistas. Los accionistas ostentan la propiedad a través de una participación en el capital de la empresa, el cual se divide en partes iguales. Esas partes se llaman acciones.

Cuando la empresa se crea, el capital suele estar en manos de los fundadores del negocio. Pero a la medida que la empresa crece y evoluciona, a veces se da entrada a otros accionistas, bien a través de una venta de acciones (en la que los fundadores transfieren sus acciones existentes a terceras personas) o a través de una ampliación de capital (donde se emiten nuevas acciones que pueden suscribir los accionistas existentes y terceras personas).

Esto se puede hacer de forma privada (a través de acuerdos confidenciales entre particulares) o de forma pública. La manera más común de hacerlo de forma pública es que la empresa cotice en bolsa.

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Cuando una empresa cotiza en bolsa, acepta seguir unas reglas establecidas y ofrecer sus acciones de forma abierta a cualquiera que quiera comprarlas. Suele haber muchísimos inversores que participan en el capital y el precio de las acciones en el mercado es público y transparente. Se puede ver cuál es en todo momento y evoluciona en función de oferta y demanda. Cuando hay mucha demanda y los inversores quieren comprar, el precio oficial sube. Y cuando los inversores quieren vender, el precio oficial baja.

En el caso de empresas privadas que no cotizan en bolsa, los inversores que participan en el capital suelen ser muy pocos en número y el precio de las acciones no es público. Es el caso de la práctica totalidad de pequeñas y medianas empresas (pymes).

Otra importante consecuencia de cotizar en bolsa es que el valor de mercado de la empresa es también transparente. Sólamente hay que tomar el número total de acciones que existen y multiplicarlas por el precio oficial de cada acción. La cifra resultante de esa multiplicación se conoce como capitalización bursátil, que es la referencia clave que determina cuánto vale una empresa en el mercado en cada momento.

Pues bien, esa expresión tan frecuente de «invertir en renta variable», simplemente significa comprar acciones. Nada más. Se denomina «variable» porque el precio de las acciones fluctúa en función de la oferta y la demanda. Puede caer a cero (si la empresa quiebra, por ejemplo) o puede subir, en teoría, sin límite alguno.

renta variable
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La expresión «invertir en renta variable» aplica tanto a negocios privados (que no cotizan en bolsa) como a negocios que cotizan en bolsa, pero en la inmensa mayoría de los casos se hace con negocios que cotizan en bolsa. La razón no es otra que la facilidad y la disponibilidad. Es mucho más sencillo comprar acciones de empresas que cotizan en bolsa que acciones de negocios privados, porque en el primer caso hay acciones disponibles para comprar en cualquier momento y multitud de inversores que compran y venden.

¿Cómo obtiene rentabilidad un inversor de renta variable?

Un inversor en renta variable obtiene rentabilidad por dos vías fundamentales:

  1. Vía dividendos: Cuando la empresa decide repartir un dividendo a sus accionistas. Ese dividendo puede ser en metálico o en especie (en forma de nuevas acciones)
  2. Vía ganancias (plusvalías): Cuando el precio de las acciones en el mercado sube por encima del precio al que el inversor las ha comprado.

Una parte muy importante de la rentabilidad de la renta variable son las plusvalías. Pero claro, conseguir plusvalías depende de que el precio de esa acción suba en el futuro. ¿Y cómo podemos saber si lo hará? ¿Cómo podemos saber si una empresa valdrá más en el futuro que lo que vale hoy?

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La respuesta es simple: No podemos saberlo. Incluso si analizamos toda la información en detalle, no podremos saberlo con seguridad.

¿Por qué?

Porque el valor de una empresa depende de muchos factores diferentes, algunos de ellos impredecibles, y de cómo estos factores se relacionan entre sí.

Pero no te apures, porque hay maneras de reducir el riesgo de que las cosas no salgan bien. Lo veremos en la siguiente parte de este post.

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