¿Cuánta inversión inmobiliaria debes tener?

Imagen: Analogicus

En otros posts hemos visto que la inversión inmobiliaria, a pesar de sus riesgos, es una interesante alternativa donde depositar nuestros ahorros. Sin embargo, también hemos hablado de la importancia de la diversificación como mecanismo de contención de riesgo. En este contexto, surge una interesante pregunta:

¿Qué porcentaje deberían representar los activos inmobiliarios en nuestra cartera de inversión?

En España, las personas suelen tener una tendencia natural a “sobreinvertir” en activos inmobiliarios y a “infrainvertir” en activos financieros. En otras palabras, nos sentimos más cómodos invirtiendo en ladrillo y menos cómodos invirtiendo en los mercados financieros.

inmobiliaria

Las razones por las que se produce este fenómeno son varias:

  • Primero, la cultura del país ha favorecido la inversión inmobiliaria, pregonando desde tiempos inmemoriales ideas no demasiado robustas como “alquilar es tirar el dinero” o “los pisos nunca bajan”.
  • Segundo, los activos inmobiliarios de compra directa son bienes ilíquidos, que no cotizan en mercados organizados y donde no podemos apreciar cómo su precio sube y baja en todo momento, como suele ser el caso de muchos activos financieros. Por tanto, proporcionan una mayor sensación de estabilidad y tranquilidad al inversor, unido al hecho de que se pueden ver y tocar.
  • Tercero, en España el nivel de educación financiera es aún bajo como promedio, lo que provoca que muchas personas no se sientan del todo cómodas invirtiendo en los mercados financieros.
  • Y cuarto, el ser propietario de una vivienda continúa siendo un símbolo de estatus, lo que genera una motivación de “no ser menos que el vecino”, aunque desde el punto de vista inversor no sea necesariamente la mejor opción que tienes a tu disposición.

Todos estos factores crean un ecosistema mental muy propenso a la inversión en ladrillo. Pero, claro, comprar una vivienda exige un esfuerzo económico importante y atrae una gran parte de nuestros ahorros, tanto en el momento de la compra como en los años siguientes cuando hemos de pagar las cuotas de la hipoteca asociada a dicha compra.

Y eso nos lleva a la pregunta de este post: ¿Es tener tanto ladrillo en nuestra cartera de inversión una buena idea?

La típica entrada en el mercado inmobiliario

La mayoría de personas que compran una vivienda lo hacen para vivir en ella, cuando su patrimonio aún no es demasiado elevado.

¿Y cómo lo hacen?

A través del uso de la deuda. En otras palabras, piden una hipoteca.

Por ejemplo, imagina que después de muchos años de duro trabajo ahorras 100.000 euros (ése es tu patrimonio neto). Decides comprar un piso de 150.000 euros con una hipoteca de 100.000 euros, poniendo 50.000 euros de tu bolsillo.

Eso significa que tu vivienda representa un 150% de tu patrimonio neto (valor de 150.000/ patrimonio neto de 100.000). Y que, por tanto, la vivienda representa un peso excesivo en tu cartera de inversión.

¿Por qué excesivo? Porque tu riesgo está tremendamente concentrado en un sólo activo. No tienes diversificación. Y eso implica que estás corriendo más riesgo del deseable, porque pueden pasarle muchas cosas a un sólo activo.

Pero claro, si quieres comprar un piso para vivir, no tienes muchas formas de evitar esta sobreponderación temporal de la vivienda en tu cartera de inversión, porque lo más probable es que no seas millonario.

Al principio es lo que toca.

El problema es que, a medida que pasa el tiempo, muchas personas no hacen gran cosa para mitigar esa falta de diversificación. Se limitan a pagar su hipoteca sin incorporar otras alternativas a su cartera de inversión, lo que provoca que ese exceso de riesgo nunca desaparezca.

¿Qué podríamos hacer para reducir ese riesgo? ¿Hacia qué objetivo debemos dirigirnos?

La situación ideal en el futuro

Lo ideal es que a medida que vas progresando en tu carrera profesional y expandes tu nivel de ingresos, dediques parte de tus ahorros a invertir en otras alternativas diferentes a la inmobiliaria. Por ejemplo, activos financieros o negocios.

¿Y cuál sería el porcentaje ideal que como máximo debería representar tu vivienda sobre la totalidad de tu patrimonio neto? Pues aquí hay opiniones para todos los gustos, pero seguro que lo ideal es algo menos que el 100%, ¿verdad?

Algunos autores, como Financial Samurai, argumentan que como máximo tu vivienda debería representar alrededor de un tercio del total de tu patrimonio. Es un objetivo ambicioso, porque implica que deberías generar niveles elevados de riqueza en el futuro (en el ejemplo anterior, si compras un piso de 150.000 euros, tendrías que generar otros 300.000 euros adicionales de patrimonio invirtiendo en otras alternativas, para llegar a un patrimonio total de 450.000 euros en el que la vivienda represente solamente un tercio).

Por eso, un objetivo del 50% resulta más razonable. Ello implicaría generar otros 150.000 euros al cabo del tiempo vía ahorro e inversión, algo que puede ser perfectamente posible si desarrollas el hábito de invertir tus ahorros de forma recurrente y sigues expandiendo tu educación financiera.

Si tienes tu patrimonio neto invertido en un mix de 50% en inversión inmobiliaria y 50% otras alternativas de inversión diversificadas, probablemente puedes dormir mucho más tranquilo, porque has reducido el riesgo de tu situación inicial considerablemente.

¡Dale bola, Moneytimer!

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