Fundamentos de contabilidad: Beneficio vs. cash flow

Imagen: Tumisu

En otros posts sobre fundamentos de contabilidad hemos hablado del principio del devengo, la cuenta de pérdidas y ganancias y el balance de situación. En el post de hoy vamos a hablar de las diferencias entre beneficio contable y flujo de caja («cash flow»), uno de los conceptos más importantes a la hora de analizar una empresa.

Muchos de nosotros, a la hora de juzgar si una empresa lo está haciendo bien o no, nos fijamos en el beneficio que genera. Y no sólo nosotros, sino que los medios de comunicación también lo hacen. El beneficio contable se ha convertido en la métrica clave a la hora de evaluar la calidad de la gestión y el rendimiento de una empresa.

Sin embargo, por muy extendida que esta práctica se encuentre, ¿podríamos decir que es acertada?

Veámoslo.

Las limitaciones de la métrica de beneficio contable

El beneficio contable, a pesar de su fama, tiene varias limitaciones como métrica de análisis. La razón fundamental es que no tiene por qué coincidir en absoluto con el flujo de caja que genera un negocio, que es una medida objetiva y no sujeta a ningún tipo de interpretación. Además de ser, como vimos en este post, la métrica clave a la hora de valorar una empresa.

Beneficio contable y flujo de caja nunca suelen coincidir. De hecho, a veces las diferencias son alarmantes.

Veamos cuáles pueden ser las fuentes de esas diferencias y qué implicaciones tienen.

1. El beneficio se calcula siguiendo los principios contables

Para empezar, el cálculo del beneficio contable se fundamenta en la aplicación de ciertos principios contables generalmente aceptados, los cuales no son reglas absolutas, sino que están sujetos a interpretación.

Tomemos, por ejemplo, el principio del devengo. Este principio dicta que los ingresos y gastos se deben contabilizar en base al flujo real de bienes y servicios, no en base a los cobros y los pagos. Y como el beneficio contable se calcula como Ingresos – Gastos, el principio del devengo hace que esté desligado del flujo de caja.

Por ejemplo, si hay usuarios alojados en un hotel, ese hotel contabiliza ingresos (el flujo real se produce en el momento del uso de la habitación), pero puede no tener cobros en ese periodo si esos usuarios ya pagaron en el periodo anterior (al hacer la reserva).

En otras palabras, tendría ingresos en ese periodo (y posiblemente beneficio), pero no estaría generando cash flow.

2. Algunos costes no implican desembolso

Algunas cosas que se contabilizan como coste no tienen impacto directo en el flujo de generación de caja. Por ejemplo, la depreciación.

La depreciación refleja el deterioro del valor de un bien por su uso. Por ejemplo, si la empresa tiene una máquina de su propiedad (y por tanto la tiene contabilizada como activo en su balance), cada año esa máquina irá perdiendo valor contable. La pérdida de valor que tiene lugar en un periodo concreto se refleja en el coste de depreciación de ese periodo.

Sin embargo, la empresa no tiene que realizar ningún desembolso. Al menos, no hasta que compre una máquina nueva o decida reparar la que tiene. Su flujo de caja en ese periodo no se ve alterado por la depreciación.

Nuevamente, beneficio contable y flujo de caja diferirían.

3. Algunos pagos no se contabilizan como coste, sino como inversión

Como vimos en este post, hay pagos que tienen naturaleza de gasto y pagos que tienen naturaleza de inversión.

Si contabilizamos un pago como una inversión (por ejemplo, comprar un edificio para montar una planta de producción), ese pago no reduciría nuestro beneficio (porque no se contabilizaría como gasto), pero sí reduciría nuestro flujo de caja.

Imagen de Niek Verlaan

Otro escenario más en el que beneficio y flujo de caja van en direcciones diferentes.

4. Las políticas de valoración de activos

Cuando las circunstancias cambian, los gestores de la empresa tienen la potestad de cambiar la valoración de los activos que tienen en balance, generalmente hacia el lado conservador.

Por ejemplo, digamos que tienes sospechas de que un cliente no va a pagarte lo que debe. En ese caso podrías reducir el importe de las facturas que tienes en el activo de tu balance, reflejando un gasto contable (llamado «provisión») que reduce tu beneficio del año. Sin embargo, el impacto en flujo de caja es nulo.

5. El retraso en cobros y pagos

Para terminar, lo más obvio: Si haces una venta y emites una factura, contabilizas un ingreso. Si un proveedor te manda una factura por algo que has consumido, contabilizas un gasto. Pero el flujo de caja sólo se ve afectado cuando tu cliente te paga y cuando tú pagas a tu proveedor.

Es el concepto de «fondo de maniobra»:

Fondo de maniobra = Cuánto te deben tus clientes – cuánto debes tú a tus proveedores.

El fondo de maniobra se mueve constantemente con la actividad de la empresa. Para acercarnos al cálculo del flujo de caja lo tenemos que tener muy en cuenta.

Por ejemplo, imagina que vendes por 1.000 euros y tienes gastos de 500 euros. Eso te daría un beneficio contable de 500 euros.

Ahora imagina que pagas al contado los gastos pero tus clientes no te pagan hasta el periodo siguiente. Eso implica que tu fondo de maniobra crece en 1.000. ¿Cuál es tu flujo de caja de este periodo?

Tu flujo de caja sería el beneficio – el incremento del fondo de maniobra. Es decir, 500 -1.000 = -500 euros. Tienes flujo de caja negativo, a pesar de tener un beneficio contable positivo. Ups.

Benecio vs. flujo de caja: Un concepto clave a la hora de analizar lo bien que lo está haciendo una empresa. ¡Dale bola, Moneytimer!

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