Seguimos avanzando en esta serie de posts sobre conceptos básicos de inversión. Ya hemos cubierto el binomio rentabilidad-riesgo, la dicotomía de riesgo global vs. riesgo local, cobrar o acumular y el impacto de los costes. En este post vamos a abordar una importante pregunta: ¿Debes gestionar tú tus propias inversiones o debes delegar?
Ésta es una pregunta que no es sencilla de responder. Las finanzas son un área en la que algunas personas no se sienten cómodas con sus conocimientos y que otras personas no encuentran lo suficientemente apasionantes como para dedicarles mucho tiempo.
Sí, puede que el cuerpo nos pida delegar. Buscar a alguien que sea de confianza y pedirle que tome las decisiones por nosotros. Pero ¿es eso lo mejor?
Depende.
Veamos de qué.
Voluntad de aprender
El primer factor de peso a la hora de elegir si debes gestionar tus propias inversiones o no, es la voluntad que tienes de aprender.
Observa que no he dicho «lo que sabes», sino «la voluntad que tienes de saber».
Los conceptos que debes aprender para saber invertir con buen criterio no son tantos ni tan complicados. Son pocas cosas, como te expliqué en este post.
Las finanzas personales son probablemente una de las pocas áreas en las que el conocimiento no es tan importante. Una vez que tienes una serie de conceptos básicos claros, la disciplina y el autocontrol es lo que más impacto tiene en el resultado.
Si lo que sabes es muy poco, puede que al principio te interese delegar algunas decisiones. Pero si tienes vocación de aprender, a medida que vas progresando, asegúrate de que recuperas gradualmente el control a la hora de decidir. Es algo que seguro que te compensa con creces, aunque esos beneficios tarden un poco en llegar.
Y claro, si no quieres aprender, pues mejor que delegues. Serías como un mono con una pistola cargada.
Coste y perfil del gestor elegido
Otro factor importante es cuánto te cuesta delegar tus decisiones de inversión en otra persona y qué tipo de persona es.
Por ejemplo, cuando escoges un fondo de inversión de gestión activa, estás pagando mucho dinero a alguien para que decida qué empresas elegir. ¿Te compensa? En la mayoría de los casos, no.
De la misma forma, cuando contratas un servicio de asesoría de inversiones en un banco, estás pagando para que te digan en qué debes invertir. ¿Te compensa? En la mayoría de los casos, tampoco.
¿Por qué no?
Porque lo puedes hacer tú mismo sin demasiadas complicaciones. Basta con que leas un poco y le consultes tus dudas a alguien cercano que sepa de estos temas, que seguro que alguien hay.
Y después, sigue aprendiendo. Entre otras cosas, porque si llamas demasiadas veces a tu ángel de la guarda para que te ayude, puede que empiece a cruzar de acera cuando te ve. Y además, es mejor no depender de nadie para tomar decisiones de inversión. Puede que esa persona desaparezca de tu círculo, y si eso sucede no debes quedarte en paños menores.
El tiempo no es un factor válido
Un factor que los que prefieren delegar la gestión de sus inversiones mencionan a menudo es que les llevaría demasiado tiempo hacerlo y prefieren dedicar ese tiempo a otras cosas.
Esto, por regla general, es tan cierto como cuando le decimos a los niños que vendrá el Coco si no se comen la cena.
Gestionar tus inversiones puede ser algo extremadamente sencillo y que no consume mucho más que un par de horas al mes. El mayor trabajo se produce al principio, cuando abres tu cuenta de inversiones y eliges en qué productos invertir (idealmente de forma automática).
A partir de ahí, si has hecho las cosas bien (si has diversificado adecuadamente y tienes una visión de largo plazo), no hay mucho más que hacer. Lo único que debes hacer es monitorizar de vez en cuando y reequilibrar tu cartera si ves que se desvía demasiado de tu estrategia original.
Así que no, el tiempo que lleva no es excusa suficiente para delegar. Búscate otra mejor.
Ahí tienes, las claves para decidir si debes gestionar tu estrategia de inversión tú mismo o debes delegar.
Sí, por si no se ha notado, estoy muy a favor de que lo hagas tú mismo. Seguro que lo has pillado.
¡Dale bola, Moneytimer!
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Moni 
