Fundamentos de contabilidad: Pérdidas y Ganancias

Imagen: Nattanan Kanchanaprat

Seguimos hablando de contabilidad, esta vez sobre la cuenta de Pérdidas y Ganancias, un elemento fundamental en la gestión financiera de un negocio y también, por supuesto, de nuestras finanzas personales.

En otros posts hablamos sobre el Principio del Devengo, uno de los conceptos más importantes a la hora de construir la contabilidad. En este post vamos a incorporar algunas ideas de relacionadas con él, porque afecta directamente a la contabilización de los componentes de la cuenta de Pérdidas y Ganancias.

Vamos allá.

¿Qué es la Cuenta de Pérdidas y Ganancias?

La Cuenta de Pérdidas y Ganancias («PyG») es el reflejo de todos los ingresos y los gastos de una empresa en un periodo de tiempo determinado. Ese periodo suele fijarse como 1 año (la duración típica del ejercicio contable), aunque puede ser cualquier otro.

Lo interesante de la Cuenta de PyG es que nos permite conocer la situación y la evolución financiera de la empresa desde el punto de vista de resultados (que pueden ser «pérdidas», si los gastos son superiores a los ingresos, o «ganancias», si los ingresos son superiores a los gastos) y así ser capaces de tomar acciones correctoras.

pérdidas y ganancias
Imagen de Jae Rue

En una empresa, al igual que en nuestras finanzas personales, hay diferentes tipos de ingresos y de gastos. Y por tanto diferentes tipos de resultados. Desglosarlos adecuadamente nos permite apreciar las cosas con mayor claridad y tomar mejores decisiones.

Tipos de resultados

Dependiendo del tipo de ingresos y gastos que consideremos, obtendremos diferentes resultados. Y esos resultados comunican diferentes mensajes.

Por ejemplo:

Digamos que solamente contemplo los ingresos y gastos directamente relacionados con la actividad operativa de la empresa. Eso me dará una idea del resultado operativo, con independencia de cómo esa empresa está financiada o cuánto paga en impuestos.

Pero ¿qué ocurre si parte de esos ingresos operativos o gastos operativos son «extraordinarios» y no suelen ocurrir? Eso puede darme una imagen distorsionada del resultado. Por tanto puedo excluirlos del cálculo y obtener el resultado operativo recurrente. Y ésa es una métrica muy útil, porque me permite evaluar mejor cómo está evolucionando la empresa sin tener en cuenta los imprevistos, además de poder compararla con otras empresas de forma más homogénea.

Imagen de Steve Buissinne

Ahora bien, no es lo mismo que una empresa tenga mucha deuda bancaria y poco metálico en la cuenta o la situación inversa, ¿verdad? En el primer caso tendrá un resultado financiero negativo (pocos ingresos financieros y muchos gastos financieros) y en el segundo caso tendrá un resultado financiero positivo.

Cuando sumamos ambos resultados, el operativo y el financiero, obtenemos el resultado antes de impuestos, lo cual nos permite comparar empresas con diferentes regímenes fiscales o evitar distorsionar la interpretación del resultado por la influencia de eventos fiscales específicos.

Y finalmente, cuando añadimos los impuestos obtenemos el resultado final o el resultado neto. Ésa es la métrica en la que la mayoría de personas y medios de comunicación se fijan para evaluar si una empresa lo está haciendo bien o mal, pero no es ni mucho menos la que más información nos proporciona, por dos motivos:

  1. La evolución real de la empresa se aprecia mucho mejor a través del resultado operativo que a través del resultado final o neto.
  2. Como ya hemos comentado en otros posts, «resultado» y «flujo de caja» no son lo mismo. Es perfectamente posible que la cuenta de PyG muestre que la empresa produce ganancias, pero que al mismo tiempo esté quemando liquidez (flujo de caja negativo), y viceversa.

La Cuenta de PyG en nuestras finanzas personales

Un aspecto interesante es si podemos aplicar todos estos conceptos empresariales a nuestra situación personal.

La respuesta es sí. Porque nuestra situación financiera no difiere demasiado de la de una empresa. Tenemos unos ingresos, unos gastos, hacemos inversiones y tenemos un nivel de riqueza o patrimonio neto que va evolucionando. Y nos conviene saber si estamos evolucionando en la dirección correcta o si debemos tomar acciones correctoras.

Imagen de Firmbee

Por esa razón es muy importante que apliquemos estos conceptos a nuestra situación personal y diferenciemos nuestro resultado operativo (ingresos y gastos de nuestra actividad diaria, diferenciando recurrentes vs. extraordinarios), nuestro resultado financiero (cuánta deuda tenemos y cuántos intereses pagamos, cuál es la rentabilidad de nuestras inversiones), nuestra situación fiscal y la diferencia entre resultado y flujo de caja real.

Cuanto más dominemos estos conceptos, mayor visibilidad tendremos sobre cómo evolucionan nuestras finanzas personales y sobre qué debemos hacer para mejorar las cosas. ¡Familiarízate con ellos, Moneytimer!

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