¿Cuál es la diferencia entre gasto e inversión?

Imagen: Mona Tootoonchinia

Una de las dicotomías más interesantes en finanzas es si un determinado desembolso de dinero es un gasto o una inversión.

Cuando empleamos un dinero en algo, solemos decir que hemos “gastado” ese dinero. Pero, a pesar de que ésa sea la forma más habitual de expresarlo, a veces no es la más correcta, ni tampoco la que alimenta la mentalidad más adecuada.

Hay diferentes maneras de categorizar si algo es un gasto o una inversión. En este post te voy a presentar algunas de ellas. Y también te voy a decir cuál es la que más te conviene adoptar para tus decisiones financieras del día a día.

Nivel 1: Criterio coloquial

El criterio coloquial hace referencia a un principio muy básico: Si obtengo un beneficio inmediato o si obtengo (o espero obtener) un beneficio futuro.

Ésta es la forma más común en la que solemos enfocar la pregunta de si algo es un gasto o una inversión. Comprar una hamburguesa es un gasto, porque nos proporciona una satisfacción inmediata. Por otro lado, suscribirse a un curso de bricolaje es una inversión, porque no obtenemos los beneficios hasta que ponemos en práctica lo que hemos aprendido.

Este criterio tiene una dimensión fundamentalmente temporal: Presente frente a futuro.

Imagen de Steve Buissinne

Es una forma muy sencilla de enfocar el asunto, pero quizá no demasiado útil. El motivo es que nuestro cerebro tiende a favorecer significativamente las recompensas inmediatas frente a las futuras. Y si utilizamos este criterio, tendremos un viento en contra muy poderoso cuando nos planteemos hacer “una inversión”.

Nivel 2: Criterio contable

El criterio contable hace referencia a las reglas de la contabilidad.

La contabilidad, como vimos en este post, no es más que una serie de técnicas que nos permiten reflejar la imagen fiel de una empresa (o situación personal) desde el punto de vista financiero.

Según el criterio contable, el concepto principal que nos permite diferenciar un gasto de una inversión es la duración: La inversión tiene vocación de reportar beneficios durante más de un ejercicio económico (definido como 1 año), mientras que el gasto está ligado a algo que se utiliza como mucho durante un ejercicio económico.

Imagen de Pexels

La consecuencia principal de tratar algo como un gasto o una inversión es que aumente o no nuestro patrimonio (el valor de los bienes y derechos que poseemos).

De esta forma, la inversión implica adquirir un elemento que pasa a formar parte de mi patrimonio y que no reduce mi beneficio actual, mientras que el gasto reduce mi beneficio actual y no aumenta mi patrimonio.

Algunos ejemplos de gastos según el criterio contable:

  • La factura del teléfono del mes
  • El alquiler del local
  • El sueldo que pago a mis trabajadores

Todos esos elementos no aumentan mi patrimonio, sino que reducen mi beneficio del año.

Otro aspecto importante en el criterio contable es que no todos los gastos son pagos. Algunos sí, pero otros no. Por ejemplo, la pérdida de valor de un coche por el hecho de usarlo no tiene por qué generar ningún pago si no requiere ninguna reparación. Pero sí es un gasto, porque el coche pierde valor año a año.

Veamos ahora algunos ejemplos de inversiones según el criterio contable:

  • Comprar una furgoneta para mi empresa. Si voy a usarla durante más de un año, sería una inversión.
  • Comprar una nueva oficina. Se trata también de una inversión, pues en la oficina voy a desempeñar mi actividad durante más de un año.
  • Comprar un programa informático para llevar la gestión de recursos humanos de mi empresa. Al esperar utilizar ese software durante varios años, será también una inversión.

Todos esos elementos no reducen mi beneficio porque no se categorizan como un gasto. Pueden representar un pago, y de hecho lo hacen, pero no son gasto. Lo que sí hacen es aumentar mi patrimonio, porque ahora tengo más activos que son mi propiedad.

Veamos ahora una última alternativa (mi favorita) de definir si algo es un gasto o una inversión.

Nivel 3: Criterio vital

El criterio vital hace referencia a nuestros valores y objetivos, con independencia de la dimensión temporal.

En otras palabras, cuando empleamos un dinero en algo que está en consonancia con nuestros valores prioritarios y filosofía de vida, y/o nos acerca a nuestros objetivos más importantes, estamos haciendo una inversión. Si no es así, estamos haciendo un gasto.

Imagen de Free-Photos

Como puedes ver, es algo tremendamente subjetivo y personal. Y así debe ser, porque lo que es un gasto para una persona puede ser una inversión para otra.

Por ejemplo, digamos que eres una persona introvertida a la que le encanta estar sola y tranquila, y no te gusta nada socializar. Si alguien te convence para ir a una fiesta y acabas comprando la entrada a regañadientes, ese desembolso es un gasto para ti.

En cambio, si eres una persona a la que le encanta el networking y conocer gente nueva, ese mismo desembolso es una inversión para ti.

Mismo acto, diferente tratamiento. Y así debe ser, porque los objetivos y prioridades vitales de cada persona son diferentes.

Ahora bien, esta forma de enfocar las cosas tiene una condición fundamental. ¿Sabes cuál es?  

Efectivamente, tienes que tener muy claro cuáles son tus objetivos y valores prioritarios. Si no, diferenciar entre gasto e inversión te resultará muy confuso. De hecho, todo te resultará muy confuso.

Ahí tienes, 3 criterios diferentes para saber si el uso que le das a tu dinero es un gasto o una inversión. ¡Dales bola, Moneytimer!

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