¿Cuál es tu definición de seguridad?

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La seguridad es una de las necesidades que más profundamente enraizadas están en nosotros. Es algo que aplica a todos los ámbitos de la vida: El trabajo, las relaciones, las finanzas personales, la salud física y mental. Si no nos sentimos seguros en estos ámbitos, todo lo demás parece tambalearse.

Y es que existe una jerarquía de necesidades. Abraham Maslow popularizó esta idea con la famosa pirámide de Maslow, que aboga por un orden progresivo a la hora de que ciertos tipos de necesidades nos claven su aguijón: Primero están las fisiológicas (comida, sueño, etc.), después la seguridad, la pertenencia, la autoestima y finalmente la autorealización.

Como puedes ver, la seguridad está posicionada en un lugar muy cercano a la base de la pirámide. Y eso es porque antes de sentir que pertenecemos, que tenemos autoestima y que nos sentimos realizados, queremos sentirnos seguros.

La pregunta es… ¿qué tipo de seguridad estamos buscando?

El concepto tradicional de seguridad

Cuando intentamos sentirnos seguros, solemos recurrir a formas extrínsecas de seguridad. Cosas que se encuentran en el exterior y cuya «posesión» nos hace sentirnos seguros.

  • Un trabajo en una gran empresa nos hace sentir que nuestro salario está seguro. Pero eso depende de las decisiones de los gestores de la empresa.
  • Sacar buenas notas, tener una carrera universitaria y dos másters nos hace sentir que los demás apreciarán nuestro valor profesional y que encontraremos empleo. Pero eso depende de cómo ciertas personas en ciertas empresas definan quién es un buen candidato y quién no, y de cómo eso va cambiando con el tiempo.
  • Tener una relación de pareja nos hace sentirnos seguros, porque nos evita muchos momentos de soledad. Pero eso depende de que esa relación siga viva.
  • Sacrificar lo que nosotros realmente queremos para contentar a los demás nos hace sentir que tenemos una buena relación con ellos y que nuestra lealtad garantizará su aprecio por los siglos de los siglos. Pero eso depende de cómo son ellos, de qué es lo que valoran y de cómo todo eso va cambiando con el tiempo.
  • Tener nuestro dinero en la cuenta corriente nos hace sentir que no hay riesgo de que lo perdamos. Pero eso depende de cuánta inflación (incremento de precios de las cosas) se genere en el sistema y las políticas de los bancos centrales.

Como puedes ver, todos estos ejemplos de seguridad tienen algo en común:

Dependen de cosas que no controlamos.

Y si perdemos esas cosas por la razón que sea, nuestra seguridad se diluye como un azucarillo en un café.

¡Puf!

No sé a ti, pero a mí esta definición de seguridad no me mola demasiado. Así que busquemos una mejor, ¿te parece?

Una mejor definición de seguridad

Una mejor definición de seguridad, de hecho la única de la que puedes realmente fiarte, es la seguridad que emerge de tu interior. Una seguridad intrínseca, no extrínseca. Una seguridad que se basa en el convencimiento de que, pase lo que pase, podrás salir adelante.

Imagen de Luisella Planeta Leoni

¿Y por qué sabríamos que vamos a salir adelante?

Por una sencilla razón: Porque hemos cultivado las habilidades necesarias para poder hacerlo. Porque hemos querido mejorar y hemos hecho lo que había que hacer para conseguirlo. Porque hemos decidido creer que somos responsables de lo que nos sucede y que nadie va a venir a salvarnos, porque nadie nos debe nada.

  • Si desarrollamos las habilidades profesionales adecuadas y no dejamos de aprender nos sentiremos seguros, con independencia de que nuestro empleador decida mantener nuestro empleo o no. Porque sabremos que podemos encontrar otro.
  • Si trabajamos en conocernos mejor a nosotros mismos y en desarrollar nuestras habilidades interpersonales, tendremos más capacidad para sentirnos bien tengamos pareja o no la tengamos, y más capacidad para mostrar nuestro lado auténtico con otras personas. Y nos sentiremos seguros, porque sabremos que esa forma de actuar redundará en relaciones de mejor calidad, con nosotros mismos y con los demás.
  • Si desarrollamos nuestro conocimiento sobre finanzas personales y adoptamos buenos hábitos financieros, podremos construir un plan de inversión de nuestros ahorros adecuado a nuestros objetivos y nuestro perfil de riesgo. Y aunque las cosas no vayan como esperamos en algunas ocasiones, nos sentiremos seguros. Porque sabremos que a largo plazo ésa es la estrategia adecuada para evitar perder poder adquisitivo y hacer crecer nuestra salud financiera.

Ahí lo tienes, la verdadera fuente de seguridad está en ti mismo. Así que deja de mirar tanto ahí afuera y ponte a trabajar para mejorar poco a poco lo que tienes dentro.

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¿Quieres seguir mejorando tu mentalidad para disfrutar de la vida a tope?

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