¿Cuánto es suficiente?

Imagen: Pixabay

Una de las preguntas más interesantes a la hora de recorrer el camino hacia la salud financiera es la que tiene que ver con el destino al que nos dirigimos, que no es otro que ese punto donde creemos que ya es «suficiente».

Esa pregunta es, probablemente, la principal pregunta en el eterno debate de cuándo podemos considerarnos a nosotros mismos financieramente libres.

¿En qué momento podemos estar seguros de que tenemos ya «suficiente» y podemos proclamar victoria sobre nuestra salud financiera?

Veámoslo.

¿Hay una única respuesta?

Si hubiera una única respuesta a esa pregunta sería todo muy fácil, ¿no es verdad? Tendríamos unos parámetros y unas métricas de referencia que serían objetivos e incuestionables, con lo que sabríamos perfectamente dónde estamos y cuánto nos queda para llegar ahí.

Pero no funciona así.

suficiente

No funciona así porque la definición de «suficiente» es tremendamente subjetiva. Cada persona tiene una definición diferente. Hasta el punto que, para muchas personas, nunca es suficiente. O al menos, ésa es la sensación con la que se mueven por la vida. Siempre quieren más.

Vamos a dividir la respuesta en dos partes, porque hay dos componentes que conviene tener en cuenta.

El aspecto numérico

Los números son el primer frente de restricciones con el que nos enfrentamos a la hora de responder a esa pregunta:

¿Generamos suficientes ingresos para sufragar los gastos del estilo de vida que tenemos (o queremos tener)?

¿Tenemos ahorros acumulados como para no necesitar trabajar por dinero durante suficiente tiempo?

¿Estamos construyendo esos ahorros lo suficientemente rápido?

Estas preguntas tienen cariz diferente, pero se pueden responder con un análisis numérico muy básico y todas ellas se enfocan en un aspecto relativamente objetivo: ¿Los números dan?

Si esto fuera todo, no sería tan complicado, porque los números no mienten.

Por ejemplo, si tienes un trabajo relativamente estable que genera ingresos suficientes para sufragar tus gastos y puedes ahorrar algo todos los meses, puedes estar bastante tranquilo.

De la misma forma, si has acumulado ahorros que te permiten no tener que trabajar por dinero durante algún tiempo, puedes estar aún más tranquilo.

Y si además de eso tienes ingresos pasivos que te permiten tener libertad de movimientos, puedes estar aún más tranquilo.

El problema es que, aún teniendo todas estas cosas, a veces no estamos tranquilos. No tenemos la sensación de que es suficiente.

Y es que los números no son lo único que importa.

El aspecto emocional

La pregunta de «cuánto es suficiente» es, en su dimensión más básica, una pregunta emocional. Los números son, evidentemente, relevantes. Pero al fin y al cabo, lo que estamos preguntando realmente es si sentimos que es suficiente.

Y esto es más complejo de lo que parece, porque nos obliga a poner los números en contexto con nuestros deseos y las presiones del entorno.

Quizá los números te dicen que debería ser suficiente, pero ¿cómo casa eso con tus ambiciones personales? ¿Quieres ganar más? ¿Quieres vivir con un estilo de vida más cómodo? ¿Quieres llegar más arriba en tu empresa? ¿Quieres sentirte más importante?

Y la pregunta clave: ¿Qué estás dispuesto a sacrificar para conseguirlo?

Además de tus ambiciones personales, están las influencias de tu entorno, las expectativas de los demás y tu necesidad de aceptación. ¿Cómo se comportan las personas a tu alrededor? ¿Actúan como si tuvieran suficiente? ¿O siguen queriendo más? ¿Cómo impacta eso en tus objetivos personales y tu propio comportamiento?

Muchas veces, los números dan. Pero aún así, sentimos que no tenemos suficiente. Queremos más. Y eso nos lleva a perseguir objetivos que, una vez alcanzados, siguen sin darnos esa sensación de tranquilidad y estabilidad que perseguimos. Porque el vacío que intentamos llenar no puede llenarse con recompensas externas.

Y eso nos lleva a una importante conclusión: La salud financiera no es puramente financiera. Hay un componente psicológico y emocional en ella que tiene un peso enorme en el resultado.

Para conquistar la salud financiera, primero tienes que conquistarte a ti mismo. Y eso no va de números.

¡Dale bola, Moneytimer!

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