Invertir es una de esas cosas que muchos de nosotros vemos como deseables, pero no absolutamente necesarias. Tenemos otras cosas que son mucho más urgentes que hacer. Y posponemos la decisión de invertir a más adelante, a la espera de que algún día sea «buen momento» para hacerlo.
En estos casos, invertir se asemeja a algo parecido a prevenir una enfermedad. Sabes que sería bueno hacerte esa prueba médica, que sería bueno cambiar tus hábitos alimenticios, que sería bueno que te movieras un poco más e hicieras más ejercicio… pero por el momento puedes funcionar bien, y por tanto no te preocupas demasiado. Siempre hay algo en la agenda que parece más urgente y a lo que decides dedicarle tu atención.
Ya llegará el momento adecuado. El momento «ideal».
El problema es que ese momento ideal no parece llegar nunca, ¿verdad?
Que si ahora me viene una época de mucho gasto, que ahora estoy muy ocupado, que el mercado no parece estar ahora en su mejor momento… los motivos son variopintos.
Seguro que esto te suena. Quizás seas tú o alguien a quien conoces, pero éste es un comportamiento muy habitual.
Veamos cómo podemos abordar esta situación para tomar mejores decisiones.
Procrastinar en las inversiones
La procrastinación es un fenómeno que se encuentra cada vez más presente en nuestras vidas. En su forma más simple, procrastinar no es más que posponer algo que sabes que debes hacer, utilizando cualquier excusa para ello.
Porque sí, al final son excusas. Tú lo sabes y yo lo sé. No son más que artimañas que nos hacemos a nosotros mismos para autojustificarnos por no hacer lo que sabemos que deberíamos hacer.
La excusa más habitual suele ser: «Ahora no puedo hacer eso, tengo que hacer esto otro.»
Y «esto otro» puede ser cualquier cosa. Una llamada, tomar un café, navegar por Internet o mirar las redes sociales.
¿Por qué solemos hacer esto?
Generalmente, porque lo que sabemos que deberíamos hacer nos intimida de algún modo. Es algo con lo que no estamos del todo cómodos, algo que nos cuesta, algo que es difícil. Y algo que, si decidimos posponer, no provoca consecuencias letales inmediatas.
Por eso procrastinamos con este tipo de cosas.
Invertir es una de ellas.
Por eso, para que los procrastinadores de la inversión decidan invertir, necesitan que sea el momento perfecto. El problema es que su cabeza crea todo tipo de excusas para justificarse de que ahora no es el momento perfecto.
De hecho… ¿hay un momento perfecto?
El momento perfecto para invertir
Invertir puede parecer una decisión en la que el momento es algo clave, pero la realidad es que no es así. El momento no es tan importante, al menos en el sentido que nos impide ir adelante y tomar la decisión de invertir.
Para tener altas probabilidades de éxito al invertir en los mercados financieros (en bolsa, por ejemplo), necesitas 3 cosas:
- Visión de largo plazo
- Invertir dinero que no necesitas a corto plazo
- Una adecuada diversificación del riesgo
Ninguna de ellas hace referencia al momento adecuado. El tiempo es importante, pero no en relación al momento concreto de invertir, sino a que tengas mucho tiempo por delante para que el sistema capitalista haga su trabajo en creación de valor y generación de riqueza.
Recuerda, el precio al que compras tiene relevancia para que consigas buenos resultados en tu inversión, pero es mucho más importante que inviertas a largo plazo en negocios de calidad.
Invertir pronto es prevenir. Prevenir que la inflación merme el poder adquisitivo de tus ahorros. Prevenir que dependas de tu empleo durante demasiado tiempo para poder costearte una jubilación digna. Prevenir que pierdas libertad cuando más la necesitas. Prevenir que tengas que renunciar a tus sueños porque las facturas ahogan, o que tu vida se desmorone por una emergencia que requiere un fuerte desembolso.
Por eso, el momento perfecto para invertir, si es dinero que no necesitas y tienes tiempo por delante, es ahora.
No le des más vueltas.
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Moni 
