¿Debes evitar la renta fija hoy en día?

Imagen: Niekverlaan

¿Te acuerdas de la renta fija?

Sí, todo ese rollo de la deuda, los bonos, etcétera, etcétera. Alternativas de inversión que tienen menos riesgo que la renta variable, pero que están muy ligadas a los tipos de interés del mercado.

Pues bien, a pesar de su menor riesgo, hay muchas voces que dicen que la renta fija es una muy mala alternativa de inversión en este momento. Algo que debemos evitar si nuestro objetivo es obtener rentabilidad de nuestros ahorros.

La razón que estas voces argumentan es que los tipos de interés van a empezar a subir muy pronto, porque la inflación está por los aires.  Y en ese escenario, los tenedores de renta fija sufrirán las consecuencias.

Quizá esto te parezca un poco confuso. Lo es. Así que vamos a aclararlo yendo paso por paso.

Los argumentos contra la renta fija

Veamos paso a paso cómo se ha construido el argumento de que no es buena idea invertir en renta fija en el momento actual.

Recuerda que el mercado de renta fija en el que puedes invertir está compuesto principalmente de bonos. Los bonos son instrumentos que te pagan un cupón, generalmente a un tipo de interés fijo. Por ejemplo, si compras un bono que tiene un importe principal de 100 euros y un cupón anual del 1%, ese bono te paga 1 euro cada año, y a vencimiento te devuelve los 100 euros iniciales.

renta fija

Pero claro, ese 1% es más o menos valioso en función de cómo se muevan los tipos de interés de mercado. Si los tipos de interés suben mucho, ese bono te sigue pagando un 1% y ya no sería tan valioso como antes (lo que provocaría que la cotización del bono en el mercado bajara de precio, por ejemplo de 100 a 90). Por otro lado, si los tipos de interés bajan mucho, ese 1% sería muy valioso (y la cotización del bono subiría de precio, por ejemplo de 100 a 105).

Lo pillas, ¿no?

Vale, sigamos con el razonamiento de demonización de la renta fija.

  • Los tipos de interés, que han permanecido a niveles muy cercanos a cero durante mucho tiempo, están empezando a subir.
  • Si los tipos de interés suben, los precios de los bonos que tienes en tu cartera de inversión van a bajar (como hemos visto antes). Y si necesitas vender, cristalizarás una pérdida de capital.
  • Si no piensas vender, podrías tener bonos para recibir el cupón en metálico (el 1% del que hablábamos antes), pero como los tipos de interés están aún muy bajos, esos bonos te pagan muy poco (significativamente por debajo de la inflación salvo que compres bonos con bastante riesgo de crédito que ofrezcan una rentabilidad más alta a cambio de asumir más riesgo).
  • Por si todo eso fuera poco, la inflación está subiendo mucho, lo que hace que los cupones fijos que recibes en metálico de los bonos que posees pierdan poder adquisitivo con el tiempo. Es cierto que si no vendes el bono antes de vencimiento y aguantas, muy probablemente recuperarás tu dinero (los 100 euros de principal en el ejemplo anterior). Pero esos 100 euros valen bastante menos en ese momento por el efecto de la inflación (es decir, su valor real es menor). 
  • Hay signos crecientes de que el repunte de la inflación no es tan transitorio como parecía, sino que puede que dure más tiempo. Y si eso sucede mayor será la pérdida de poder adquisitivo y mayor será la presión para que suban los tipos de interés.

Así que básicamente tenemos: 1) cupones muy bajos; y 2) alto riesgo de pérdidas de capital por la subida de tipos de interés. Un despropósito, ¿no?

¿Significa eso que debemos huir desesperadamente de la renta fija?

Bueno, no tan deprisa. Veamos algunas ideas que debes tener en cuenta antes de decidir qué hacer con tu estrategia de inversión.

Consideraciones sobre la renta fija en el momento actual

La renta fija tradicional (bonos del gobierno o bonos de empresas) puede dar poca rentabilidad en el momento actual y tener riesgo de pérdidas de capital a corto plazo, pero proporciona un servicio que no todas las personas perciben: Nos permite reequilibrar nuestras inversiones ante vaivenes de mercado de forma mucho más atractiva.

Digamos que tienes una cartera de inversión compuesta por renta variable (75%) y renta fija (25%). Cuando el precio de la renta variable cae por cualquier shock de mercado, a menudo (no siempre) el precio de la renta fija sube, porque los inversores perciben más riesgo y se mueven a inversiones más seguras. De esa forma, tu cartera está más protegida, porque no todos tus activos caen. La parte de renta fija sube y compensa las caídas de la renta variable.

Y no sólo eso, sino que cuando el precio de la renta fija sube y el de la renta variable baja, ello te permite reequilibrar tu cartera a los porcentajes iniciales (75/25) vendiendo el activo que ha subido de precio (la renta fija) y comprando más del activo que ha bajado de precio (la renta variable). Es una forma eficiente de comprar barato y vender caro, que si ejecutas consistentemente suele proporcionar un extra de rentabilidad a largo plazo.

En cuanto al formato de inversión, a la mayoría de los no expertos les conviene más invertir en renta fija vía fondos. La razón es doble: Por una parte, diversificación. Y por otra parte, el fondo va comprando bonos de forma dinámica. Es decir, a medida que se van recibiendo cupones y principal cuando algunos de los bonos llegan a vencimiento, se compran bonos nuevos. Y eso mitiga el impacto de las subidas de tipo de interés en el precio de los bonos, ya que esos bonos se van renovando constantemente de forma automática.

En resumen, la renta fija, a pesar de los malos augurios que se escuchan hoy en día sobre su rentabilidad futura, sigue teniendo sus beneficios dentro de tu cartera de inversión. Principalmente, mitigar la volatilidad y facilitar el proceso de reequilibrio ante vaivenes de mercado.

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