¿Qué está pasando con la inflación?

Imagen: Roger Mosley

Como ya comentamos en este post, la inflación (el crecimiento progresivo de los precios de los bienes y servicios que consumimos), es uno de los grandes enemigos de nuestra salud financiera.

Cuando la inflación sube, nuestros ahorros pierden poder adquisitivo. En otras palabras, nos empobrecemos, porque ahora podemos comprar menos cosas con el mismo dinero que antes.

Y ante este escenario, podemos optar por dos grandes estrategias:

  1. Consumir de otra manera, para compensar el incremento de los precios
  2. Invertir nuestros ahorros y obtener una rentabilidad media anual superior a la inflación, para evitar que esos ahorros pierdan poder adquisitivo

Ah, y una tercera: Generar más ingresos. Pero ésa no es tan sencilla ni tan inmediata como las otras dos.

En los últimos meses hemos asistido a un incremento significativo de la inflación (con tasas cercanas a 4-5%, niveles que no habíamos visto desde hacía muchos años) que está empezando a poner a muchos agentes del mercado nerviosos. Hay muchas preguntas y no tenemos todas las respuestas.

Y claro, conviene saber cuál es el escenario más probable, porque eso impacta en el tipo de decisiones financieras que tiene más sentido tomar.

Veamos primero la tesis explicativa que más adeptos tiene en el momento actual, y después expondremos una teoría alternativa.

Teoría 1: La presión inflacionista actual es transitoria

La primera teoría explica la presión inflacionista actual con el argumento de que la pandemia ha generado un desequilibrio en la oferta y la demanda de algunos sectores.

inflación

Para empezar, se ha invertido menos durante ese periodo (con lo que ahora hay menos capacidad productiva) y al mismo tiempo la demanda de algunos productos y servicios ha crecido significativamente (microchips, contenedores, profesionales de ciertas cualificaciones, etcétera, etcétera).

En otras palabras, hay poca oferta y mucha demanda en alguna partes de la economía. Y eso ha provocado que los precios de algunas cosas suban y se genere un efecto bola de nieve en las cadenas de suministro que ha alcanzado a muchos productos y servicios diferentes.

La buena noticia, según esta teoría, es que poco a poco se irá ampliando la capacidad productiva en esos cuellos de botella y al mismo tiempo el incremento de precios debilitará la demanda. La combinación de ambos efectos provocará que el desequilibrio actual entre oferta y demanda se reduzca, lo que contribuirá a que los precios se estabilicen.

Visto así, tampoco parece un drama. Es cuestión de aguantar algunos meses y fuera.

Sin embargo, ésta no es la única teoría. Hay una teoría alternativa que aboga por una inflación más permanente que transitoria, o al menos una inflación que se prolongará durante un periodo de tiempo mucho más largo que el que pronostica el consenso de mercado.

Teoría 2: La presión inflacionista actual es duradera

La teoría alternativa pone mayor enfoque en el aumento de gasto que se ha producido porque los agentes de mercado tienen ahora mayor disponibilidad para consumir. Y no por méritos propios, sino gracias a los estímulos monetarios y fiscales que los gobiernos y bancos centrales han impulsado durante los últimos 18 meses para contrarrestar el estancamiento económico provocado por la pandemia.

Imagen de Niek Verlaan

El problema que esta teoría señala es que las políticas públicas son cada vez más proclives a este tipo de estímulos, y la mayor disponibilidad para gastar seguirá agudizando la demanda de bienes y servicios, retrasando el ajuste oferta-demanda que la teoría anterior espera que se producirá a corto plazo.

Y esto tiene un efecto pernicioso añadido: Si los agentes de mercado cambian su perspectiva y comienzan a apreciar esta inflación como un fenómeno más permanente, perderán confianza en la capacidad de los bancos centrales de controlar la situación con sus políticas monetarias y demandarán menos dinero (ya que el dinero estaría perdiendo valor muy rápido).

Si la demanda de dinero cae, el valor del dinero también lo hace. Y por tanto, el precio de los bienes y servicios también (si el dinero vale menos, voy a exigir más dinero por el mismo bien). Ésta es una inflación de cariz diferente, una inflación «monetaria», y no tiene una solución tan sencilla: La economía se ha vuelto muy dependiente de las políticas monetarias, y maniobrar en este terreno para producir resultados a corto plazo no es una tarea nada fácil.

El tiempo dirá cuál de las dos teorías tiene más peso en lo que sucede en la realidad. Como puedes intuir, abrazar la Teoría 1 probablemente no exija grandes cambios de rumbo, mientras que abrazar la Teoría 2 puede llevar a un mayor interés por invertir los ahorros en alternativas de rentabilidad esperada media-alta para compensar una inflación elevada más duradera.

Hasta entonces, prudencia en tus decisiones financieras, Moneytimer.

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