El peligro de tener demasiada información

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Una de las cosas que más abunda hoy en día es la información. Estamos expuestos a datos y noticias que bombardean constantemente nuestra atención desde multitud de canales diferentes.

Esto, a primera vista, parece algo bueno. No estar informado de lo que sucede en el mundo y nuestro entorno más cercano no parece ser una situación deseable, ¿no es así? ¿Cómo tomamos decisiones importantes si no?

Este razonamiento parece sólido. Pero, curiosamente, si escarbamos un poco y observamos las consecuencias prácticas de estar tan «bien» informados, es posible que lleguemos a una conclusión diferente. Y es que, en multitud de situaciones, si no en todas, llega un momento en el que tener más información lleva a comportamientos que, lejos de ayudarnos a conseguir nuestros objetivos, nos alejan de ellos.

Veamos algunos ejemplos.

1. Lo que pasa en el mundo

Si ves la televisión, lees el periódico o utilizas las redes sociales, recibes, quieras o no, una cantidad de información enorme sobre lo que pasa en el mundo. Noticias sobre política, economía, ciencia, conflictos sociales… de todo.

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Cultura general. Es importante, ¿no?

A efectos prácticos, no mucho. Lo puedes comprobar con una sencilla pregunta:

¿Qué parte de esa información que recibes es utilizada en tus decisiones del día a día?

No digo conversaciones. Seguro que la utilizas en las conversaciones que tienes con la gente. Pero ¿la aplicas a tu vida? ¿La utilizas para introducir cambios que hagan tu vida mejor?

Si eres como la inmensa mayoría de la gente, no. Sólo es ruido. Ruido que ocupa tu mente sin ninguna manifestación práctica de utilidad. Y prestar atención a ese ruido tiene un coste de oportunidad.

2. Lo que pasa en tu entorno

Gracias a las redes sociales puedes saber lo que las personas que conoces están haciendo en prácticamente todo momento. Y muchas personas caen en la tentación de mantenerse informados de lo que sucede a su alrededor… por mera curiosidad.

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Prestar atención a lo que hacen los demás por mera curiosidad es gastar energía en algo que no te reporta ningún beneficio. Todo lo contrario. Tiene el riesgo de provocar adicción, envidia y falta de autoestima. Y además, de forma «fraudulenta», porque la información que vemos en la redes sociales está sesgada y no es un fiel reflejo de la realidad.

Si hay algo importante que merece la pena saber sobre alguien de tu entorno, seguro que te acabas enterando sin necesidad de consultar las redes sociales cada 5 minutos.

3. Tus gastos

Entramos ya en el plano financiero, un área en la que es bueno tener información, pero en la que si tienes demasiada información te puede salir el tiro por la culata.

Saber dónde gastas el dinero es muy importante. En otros artículos de este blog hemos hablado de lo conveniente que resulta monitorizar tus gastos para estimular tu capacidad de ahorro. Pero si nos excedemos al examinar dónde gastamos nuestro dinero, podemos volvernos paranoicos, además de convertirnos en alguien con el que es un auténtico rollo socializar.

Lo único que tienes que hacer es saber cuánto gastas al mes (en total) en cada una de las grandes partidas: Vivienda, supermercado, transporte, salud, viajes, ocio. Y si aprecias que ese nivel de gasto no refleja tus prioridades vitales, entonces debes entrar al detalle e investigar qué sucede.

El detalle cuando se necesita, no antes.

4. Tus inversiones

Otro apartado en el que suele ser contraproducente tener demasiada información es en el rendimiento de tus inversiones.

¿Por qué?

Porque recibir demasiada información puede alterar nuestro estado emocional y llevarnos a tomar decisiones que son inconsistentes con nuestro plan de inversión, basadas en «impulsos».

El momento de consumir información es a la hora de diseñar tu plan de inversión. Una vez lo estás ejecutando, lo mejor es que no mires demasiado las cotizaciones ni las noticias y dejes que el tiempo haga su trabajo.

Por ejemplo, ¿te acuerdas de la crisis inmobiliaria global de 2008? Si tenías un piso en propiedad y en aquel momento te pusieras a leer las noticias económicas como un loco, es muy posible que concluyeras que los precios de los activos inmobiliarios iban a caer y nunca más se iban a recuperar, porque bla, bla, bla.

Ahora observa lo que pasó con la perspectiva del tiempo:

Pues eso.

No siempre es bueno tener mucha información. Vigila no pasarte. Tu mente estará más limpia y tomarás mejores decisiones.

Si quieres acceder a contenidos similares, consulta nuestra sección #Estilodevida.

¿Quieres seguir aprendiendo a desarrollar buenos hábitos y tomar mejores decisiones?

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