Cómo saber si algo es una buena compra

Imagen: Gonghuimin

Se acerca la Navidad y estamos en época de compras. De hecho, en el mundo en el que vivimos, la tentación de comprar está por todas partes, todo el tiempo. Y nuestra capacidad de comprar, gracias a las tarjetas de crédito, no suele ser demasiado impedimento. Pero ¿cómo podemos saber, con suficiente grado de certeza, si algo es una buena compra o no lo es?

Digamos que no hay una fórmula exacta, pero sí una serie de cosas que nos conviene tener muy en cuenta.

1. El tipo de satisfacción

Un aspecto importante a considerar es el tipo de satisfacción que estamos obteniendo y cómo cuadra con nuestra escala de valores y filosofía de vida.

Imagina que eres una persona cuya filosofía de vida está anclada en la salud física y mental. En ese contexto, gastar dinero en un retiro de yoga o una suscripción al gimnasio tiene bastantes visos de ser una buena compra, porque encaja muy bien con esa filosofía.

En otras palabras, es una satisfacción del tipo que te interesa.

buena compra
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En cambio, gastar dinero en una comilona o en una videoconsola no parece demasiado buena idea, por mucha tentación que sientas de hacerlo, porque no encaja bien con tu filosofía de vida. No es una satisfacción del tipo que te interesa, y por tanto no es probable que sea una buena compra.

¿Significa eso que no debas nunca caer en la tentación de perseguir tipos de satisfacción que corresponden a valores secundarios en tu filosofía de vida? No necesariamente. Es sólo que las probabilidades de que sientas y constates, a posteriori, que esas cosas son una buena compra son menores. Y, por tanto, que las probabilidades de que estés desperdiciando tu dinero son mayores.

2. La duración de la satisfacción

Otro aspecto importante es la duración de la satisfacción. En otras palabras, si se va a eclipsar al de poco tiempo o va a permanecer de algún modo en nuestra mente y nuestras emociones.

Muchas de las cosas que tendemos a comprar producen satisfacción efímera. La mayoría de las compras impulsivas entran en esta categoría. Compramos algo, experimentamos un subidón temporal y al de muy poco tiempo esa sensación desaparece.

Y en vez de depurar nuestra forma de gastar, lo que hacemos es buscar la siguiente fuente de satisfacción temporal. Y después otra, y después otra.

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Eso no parece ser una buena compra.

Si quieres aumentar las probabilidades de que algo sea una buena compra, intenta visualizar cuánto durará la satisfacción asociada.

Si es algo que vas a usar durante mucho tiempo y te va a resultar útil, es un punto a favor.

Si es algo que vas a recordar durante mucho tiempo porque es una experiencia especial, también lo es.

Si no es el caso, ándate con ojo.

3. El coste de oportunidad

El tercer aspecto a considerar es el precio. Pero no el precio en euros, sino el precio medido como coste de oportunidad.

El coste de oportunidad es un concepto clave para juzgar si hacer algo merece la pena o no. Te indica lo que dejas de hacer cuando eliges algo. Te indica aquello a lo que renuncias al elegir. Y ése es el verdadero coste de una elección.

Por ejemplo, digamos que eliges comprar una tele nueva. Su precio son 500 euros. ¿Es un precio aceptable?

Depende.

Depende de a qué estés renunciando para comprarla.

Para empezar puedes estar renunciando a otras cosas que podrías comprar en vez de la tele. Un viaje sorpresa para tus padres. Un bono de masajes. Libros. Y mucho más.

Puedes estar renunciando a tiempo de libertad. ¿Cuántas horas necesitas trabajar para generar un ahorro de 500 euros? ¿Cuánto tiempo de libertad podrías generar si invirtieras esos 500 euros durante 20 años?

En cada decisión de compra, estás renunciando. Quieras o no. Seas consciente de ello o no. Has de saber a lo que renuncias para poder decidir mejor si algo merece la pena.

Une los tres factores

Ahora que tenemos los tres factores que determinan si algo es una buena compra o no, lo único que hemos de hacer es considerarlos de forma conjunta y ver cómo nos sentimos al respecto.

Si algo te proporciona satisfacción del tipo que te importa, crees que esa satisfacción va a durar cierto tiempo y su coste de oportunidad es pequeño, es extremadamente probable que sea una buena compra.

Si algo te proporciona satisfacción de un tipo que no valoras tanto, crees que esa satisfacción va a durar poco y su coste de oportunidad es elevado, es extremadamente improbable que sea una buena compra.

Si algo cae en el medio de esos dos extremos, será una decisión algo más difícil y tendrás que ponderar qué es más importante para ti que qué. Pero hacerlo de esta manera te llevará a decidir mucho mejor que en base al procedimiento habitual de hacer caso a «tu instinto del momento».

¡Dale bola, Moneytimer!

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