Por qué es imposible predecir el mercado

Imagen: Pixabay

Muchos de nosotros, inversores avezados, jugamos al divertido juego de intentar predecir lo que va a hacer el mercado en los próximos días, semanas o meses.

Nos encanta. Analizamos la información disponible, escuchamos a nuestra intuición, procesamos los argumentos que un supuesto gurú expone en la entrevista del periódico y … ¡boom!, nos ponemos a hacer trading.

Compramos en anticipación de una subida del mercado a corto plazo porque bla, bla, bla, o vendemos en anticipación de una caída de mercado a corto plazo porque bla, bla, bla.

Y es que, claro, nosotros tenemos mejor visión que la mayoría de los inversores. Sabemos ver cosas que ellos no ven y podemos y debemos sacarle partido a ese exclusivo superpoder nuestro.

El problema es… que nos equivocamos.

Veamos por qué.

1. Ilusión de tiempo limitado

Una de las estrategias de venta más efectivas que existen es poner en conocimiento del potencial cliente el hecho de que la oferta está disponible durante un tiempo limitado. Y que, si no se da prisa, perderá la oportunidad de comprar.

Esta estrategia es tan efectiva porque proyecta exclusividad. No es algo de lo que todo el mundo pueda beneficiarse, sino sólo los más rápidos. Crea en nuestra cabeza la sensación de que hay mucha demanda y poca oferta.

Y ese truco tan sencillo hace que, sin darnos cuenta, el deseo despierte en nosotros. 

mercado

Con nuestros intentos de predecir la evolución del mercado sucede lo mismo. Creemos que si hacemos un movimiento de compra o venta justo antes de que el mercado suba o baje, obtendremos un beneficio o evitaremos una pérdida. Pero tenemos que movernos rápido, o la oportunidad se esfumará delante de nuestros ojos.

El deseo toma el volante. Las emociones hacen el abrazo del oso al pensamiento lógico y lo estrangulan.

Y eso tiene sus consecuencias. La mayoría de las veces, no demasiado buenas.

2. Limitaciones de información

Cuando tomamos este tipo de decisiones de comprar o vender en anticipación a un movimiento esperado del mercado, lo hacemos creyendo que tenemos toda la información necesaria. O, dicho de otro modo, creemos que, aunque no tengamos toda la información, la que sí tenemos es más importante que la que no tenemos.

Hagamos un simple razonamiento para ilustrar lo equivocados que estamos al creer esto.

Imagina la cantidad de información de la que dispone el director general de una empresa. Muchísima, ¿verdad? Esa persona tiene que saber todo, ¿no es cierto?

Pues no.

Un director general puede saber mucho de lo que ha sucedido en el pasado, pero no puede saber cómo van a salir las cosas en el futuro.

No puede saber si la estrategia de la empresa va a dar sus frutos, si a los clientes les va a gustar el nuevo diseño del producto, si los competidores van a hacer algo que va a perjudicar los resultados de la empresa, y un largo etcétera.

Y si no lo sabe el director general, imagínate los analistas de bolsa, a los que les llega una fracción de la información de la que dispone el director general.

Y si no lo saben los analistas de bolsa, cuya profesión es saber todo lo que puedan sobre una empresa determinada y tienen acceso a fuentes de información exclusivas, imagínate lo que puedes saber tú navegando por Internet o leyendo el periódico.

No, no tienes información suficiente. Sólo crees que la tienes.

3. Capacidad de análisis

Otra importante limitación a nuestra capacidad de predecir los movimientos del mercado es que, incluso dentro del conjunto de la información que sí tenemos, es extremadamente difícil saber qué cosas tendrán más peso que otras en el resultado.

Digamos que tuvieras una bolsa de cristal que te da información sobre 3 cosas que van a pasar.

La primera es que los resultados de las empresas van a mejorar un 5% más de lo esperado.

La segunda es que el Banco Central Europeo va a anunciar que se está planteando subir los tipos de interés antes de lo que dijo en la última rueda de prensa. 

La tercera es que la inflación del mes va a ser un 0.3% más baja de lo esperado.

El primer factor es, en teoría, positivo para los precios de las acciones. El segundo es, en teoría, negativo. Y el tercero es, en teoría, positivo.

¿Cuál de ellos va a pesar más que cuál en el resultado?

No lo sabes. No puedes saberlo, porque hay muchos pequeños detalles en lo que se decide y cómo se comunica al mercado.

Puedes apostar, pero es eso, una apuesta.

Y eso sin contar que hay otros muchos factores que también pesan en el resultado, y de los que no tienes información porque te has quedado sin monedas que meter en la bola de cristal.

4. El comportamiento de los demás inversores

El último factor de nuestra lista complica aún más el asunto. Incluso si tuvieras los otros 3 factores bajo control, hay un elemento que no puedes controlar, y es cómo se comportan los demás.

Y es que el movimiento en los precios de las acciones no lo marcas tú. Lo marcan las fuerzas de oferta y demanda. Y la oferta y la demanda se mueven en función del comportamiento de todos los inversores del mercado.

En otras palabras, tú puedes contar con muchísima información y saber analizarla de forma impecable, pero si el resto de inversores no coincide contigo a la hora de sacar conclusiones, de poco te sirve, porque el mercado se moverá en sentido contrario al que tú crees que se debería mover.  

¿Qué me dices? Esto de predecir la evolución del mercado a corto plazo parece un poco complejo, ¿verdad?

Lo parece porque lo es.

No juegues a predecir el mercado a corto plazo. Juega a largo plazo y ancla tu tesis de inversión en fundamentos sólidos.

Si lo haces, no necesitarás superpoderes de adivinación. Simplemente, te irá bien porque es lo más probable.

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