Cómo saber si una empresa tiene demasiada deuda

Imagen: Arek Socha

Uno de los aspectos clave a la hora de invertir en una empresa es investigar si tiene demasiada deuda.

¿Por qué?

Simplemente, porque tener demasiada deuda significa que el riesgo de tu inversión se eleva. Si la empresa no consigue hacer frente a esa deuda en la cuantía y en el horizonte temporal estipulado con sus prestamistas, puede que sufra un impago. Y un impago puede llevar a una quiebra, dependiendo de la capacidad que tengan los gestores de la empresa para negociar una solución alternativa.

En ese escenario de quiebra, como vimos en este post, un accionista de esa empresa estaría en una posición complicada, porque los accionistas son los últimos que cobran en la cascada de pagos y los que menos vías de reclamación tienen. Los bancos, los proveedores, los empleados, hacienda, e incluso el administrador de quiebra cobran por delante de ellos.

demasiada deuda
Imagen de Hans Braxmeier

Así que si estás contemplando convertirte en accionista de una empresa, es muy importante que te asegures de que el riesgo asociado a su deuda no es excesivo.

La pregunta es: ¿Cómo se hace esto? ¿Qué tipo de análisis tiene sentido? ¿Qué métricas merece la pena tener en cuenta?

Veámoslo.

El concepto de apalancamiento financiero

Cuando las empresas deciden financiar sus operaciones, además de las contribuciones de capital de los accionistas y los beneficios que acumulan en el tiempo (lo que se conoce en contabilidad como «fondos propios»), también suelen utilizar deuda (lo que se conoce como «fondos ajenos»).

En otras palabras, piden dinero prestado para financiar sus gastos y necesidades de inversión. Y a cambio pagan un interés y adquieren la obligación de devolver ese dinero en un plazo determinado.

El riesgo es que, especialmente en el entorno de tipos de interés bajos en el que vivimos ahora, las empresas pidan prestado «demasiado dinero». Es una tentación muy grande, porque el coste de la deuda es muy inferior al coste del capital de los accionistas (los accionistas exigen más rentabilidad que un banco). Por tanto, un gestor podría llegar a pensar que «cuanta más deuda tenga y menos capital tenga, mejor será, porque la rentabilidad para mis accionistas será mayor».

Éste es el concepto de apalancamiento financiero.

Imagen de Erik Karits

Un ejemplo muy cercano es el de una hipoteca. Lo que muchas personas quieren es maximizar el apalancamiento en la compra de una vivienda (es decir, conseguir cuanta más hipoteca mejor, para así poner menos ahorros de su bolsillo). Y si lo consiguen y las cosas salen bien, la rentabilidad que obtendrán al invertir esos ahorros en una vivienda será mayor que si piden menos hipoteca y ponen más dinero de su propio bolsillo.

En otras palabras, la hipoteca «apalanca» la inversión y proporciona (si las cosas van bien) mayor rentabilidad.

El problema es que eso, aunque parezca más interesante desde el punto de vista de rentabilidad, tiene más riesgo. Porque si las cosas salen mal, el impacto también es mayor.

Por eso, una pregunta importante que hacerse es: ¿Dónde está el punto óptimo entre riesgo y rentabilidad?

O en otras palabras: ¿A partir de qué punto mi apalancamiento financiero es excesivo?

Veamos en qué variables te debes centrar para juzgar esto con buen criterio.

Métricas clave para evaluar el apalancamiento financiero de una empresa

Si quieres formar una opinión con fundamento sobre si el nivel de deuda de una empresa es adecuado, hay varias métricas a las que debes prestar atención:

1. Deuda/beneficio operativo

Este ratio mide la deuda de una empresa en relación a sus beneficios operativos (lo que se conoce como EBIT o EBITDA en nomenclatura anglosajona).

El beneficio operativo se suele definir como Ingresos – costes operativos (EBITDA), a veces deduciendo también el coste anual de depreciación de los activos de la empresa (EBIT).

Siempre es conveniente poner este ratio en contexto con el modelo de negocio de la empresa. Hay modelos de negocio más estables que pueden permitirse un elevado nivel de deuda en relación a su beneficio operativo (por ejemplo una autopista o un aeropuerto) y modelos de negocio más volátiles, en los que conviene tener un nivel de deuda más reducido (por ejemplo una empresa constructora).

2. Cash flow/gasto de intereses o cash flow/servicio de deuda

Este ratio va un poco más allá que el anterior, porque pretende medir la capacidad real de la empresa de hacer frente a sus obligaciones anuales de deuda (repago de intereses o de intereses + principal) en relación al flujo de caja que genera.

Por ejemplo, si una empresa genera 10.000 euros de flujo de caja (después de todos sus costes e inversiones) y tiene unos gastos de intereses de 12.000 euros, tendría que tirar de reservas de metálico o vender activos para poder pagar esos intereses. Puede que sea algo temporal, pero si se observa una tendencia recurrente, es señal de que la empresa tiene demasiada deuda.

3. Perfil de vencimientos de deuda

Otra métrica interesante para analizar el riesgo asociado a la deuda es el perfil de vencimientos.

Imagina que una empresa lleva varios años sin generar flujo de caja positivo (tiene más costes e inversiones que ingresos) y tiene dos préstamos que vencen en los siguientes 18 meses. Ésa puede ser una señal de alarma, porque la empresa depende de que el banco acepte extender los vencimientos de esa deuda para no tener un impago.

Sin embargo, la misma empresa con un perfil de vencimientos más flexible (por ejemplo, ningún vencimiento hasta dentro de 3-4 años) tiene un nivel de riesgo muy distinto, porque tiene tiempo para mejorar su rentabilidad y para negociar con los bancos.

Ahí tienes las consideraciones clave a la hora de evaluar el apalancamiento financiero de una empresa. Si quieres invertir en empresas individuales, ¡dale bola a todo esto, Moneytimer!

¿Quieres seguir aprendiendo a analizar empresas para invertir mejor?

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