¿Qué es ser antifrágil?

Imagen: Kalhh

Si eres de leer libros, quizá hayas oído hablar del concepto «antifrágil«. Lo popularizó el autor libanés Nassim Nicholas Taleb en su libro «Antifrágil, las cosas que se benefician del desorden», y es una idea muy relevante a efectos de cómo diseñar tu estrategia de salud financiera y tu vida en general.

El que algo sea frágil significa que puede romperse con facilidad, y que por tanto necesita protegerse contra todo aquello que puede amenazar su integridad.

A nadie le gusta ser frágil. Ése no es el problema. El problema es que muchos de nosotros pensamos que no somos frágiles, cuando en realidad sí lo somos. Y esto suele producirse más a menudo de lo que creemos, porque no calibramos el riesgo de forma adecuada.

Digamos que te especializas a un área profesional concreta, trabajas en una gran empresa cuya actividad está a su vez especializada en esa misma área e inviertes todos tus ahorros en una vivienda con una hipoteca.

En ese contexto, quizá te sientas seguro. Quizá sientas que tu situación es robusta, porque estás haciendo lo que muchos otros hacen y lo que hicieron tus padres.

Pero… ¿es eso realmente así?

¿Qué ocurre si ese área profesional en la que estás especializado entra en declive? ¿O si se automatiza con inteligencia artificial y un robot puede hacer tu trabajo de forma más eficiente que tú? ¿O si tu empresa hace un plan de despidos masivos y te toca?

¿Qué ocurre si la zona en la que has comprado la casa se deteriora? ¿O si una familia conflictiva se muda al piso de al lado? ¿O si ponen una discoteca tecno en la planta baja?

Tu vida es más frágil de lo que parece, porque si sucediera una de esas cosas o varias a la vez, tu calidad de vida se vería seriamente impactada. El que no haya pasado nada de eso aún no significa que tu vida no sea frágil. Lo es.

antifrágil
Imagen de Greg Montani

Muchos creían que nuestro sistema financiero era muy robusto. Pero la crisis del 2008 puso claramente de manifiesto que era tremendamente frágil, porque estaba muy interconectado. Y eso hizo que un problema en un lugar concreto se trasladara a otros muy rápidamente y desembocara en una crisis global de la noche a la mañana que prácticamente nadie vio venir.

Por todas estas razones, Nassim Nicholas Taleb argumenta que lo que de verdad tiene sentido es ser «antifrágil». Ser antifragil no significa ser robusto o resiliente (entendido como ser capaz de aguantar los impactos de acontecimientos inesperados) sino que va más allá: Si somos antifrágiles no sólo aguantamos, sino que salimos beneficiados de los acontecimientos inesperados.

Veamos cómo podemos aplicar este concepto a nuestra propia vida:

Educación y formación

Cuando nos formamos en una sóla cosa, somos frágiles. A menudo se oye que ser un experto en algo te protege contra imprevistos, pero si todo tu conocimiento y experiencia se centra en una sóla área, no estás protegido en absoluto, porque estás concentrando tu valor profesional en una parte muy reducida de la realidad.

Sin embargo, si te formas en diferentes áreas, aunque domines más unas que otras, tienes mayor opcionalidad. Tienes mayor flexibilidad en tu forma de pensar. Puedes pivotar hacia otros puestos de trabajo o identificar oportunidades con mayor facilidad cuando otros no se las plantean o no las ven.

Fuentes de ingresos

Cuando dependemos de una sola fuente de ingresos, generalmente nuestro trabajo, somos frágiles. Si perdemos nuestro trabajo por la razón que sea, quedaríamos en una posición vulnerable y nos veríamos obligados a conseguir otro trabajo rápidamente, aunque no nos satisfaga del todo.

Si diversificamos nuestras fuentes de ingresos (rentas, un pequeño negocio, inversiones, etcétera) estamos más protegidos. Si perdemos nuestro trabajo, lejos de ser un drama eso puede significar una oportunidad para construir una vida profesional más satisfactoria aunque eso nos lleve algo de tiempo, porque tenemos la flexibilidad de no tener que elegir otro trabajo con prisas.

Patrones de gasto y estilo de vida

Cuando nos embarcamos en unos patrones de gasto y un estilo de vida elevado, somos frágiles. Si nos acostumbramos a un nivel de vida alto y nuestras fuentes de ingresos se resienten, renunciar a los placeres a los que nos hemos acostumbrado puede ser difícil, y nos puede generar una profunda insatisfacción. Y cuando nos damos muchos caprichos de forma habitual, cada nuevo capricho que nos damos no nos aporta demasiado.

Sin embargo, si mantenemos un estilo de vida moderado y relativamente frugal, podremos resistir mejor el impacto de los acontecimientos inesperados. Podremos maniobrar con mayor facilidad. Y saborearemos los caprichos que nos demos con mucha mayor intensidad.

Relaciones personales

Si nos afanamos en tener muchas relaciones personales pero no profundizamos en ellas, somos frágiles. Cuando las cosas se tuercen y atravesamos una situación adversa, las relaciones superficiales no suelen aportarnos nada. Todos esos supuestos amigos que creíamos que teníamos se desvanecen como por arte de magia.

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Por otro lado, si tenemos relaciones personales profundas, aunque no sean muchas, estaremos más protegidos. Porque es mucho más probable que esas personas estén a nuestro lado y nos ayuden de verdad en los momentos difíciles, fortaleciendo nuestra relación aún mas. Antifrágil.

Ahorro e inversión

Si no ahorramos y construimos un colchón para emergencias, somos frágiles. De la misma forma, si concentramos nuestras inversiones en una sola cosa o en un número pequeño de cosas, también lo somos. Si algo inesperado sucede, el impacto en nuestra situación financiera podría ser muy grande.

Sin embargo, si tenemos un fondo de emergencia y diversificamos nuestras inversiones, la cosa cambia. En esa situación tendríamos cintura para gestionar los imprevistos y el que una o varias de nuestras inversiones atraviesen malos momentos no sería algo tan grave, porque el resto de cosas en las que hemos invertido amortiguaría ese impacto negativo, e incluso podrían proporcionarnos la posibilidad de comprar a precios más bajos (vendiendo una parte de las que van bien y comprando las que van menos bien, si creemos que a largo plazo se recuperarán).

Ahí lo tienes, varios ejemplos en los que puedes hacer tu vida un poco más antifrágil y salir beneficiado de los imprevistos.

Si quieres seguir aprendiendo sobre este tipo de temas, no olvides consultar habitualmente nuestra sección #Estilodevida.

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