Por qué no basta con el objetivo de ahorrar

Imagen: Wilhei

Muchas veces me has oído hablar sobre la importancia del objetivo de ahorrar. Ahorrar es el primer escalón de la escalera de la salud financiera, porque sólo si ahorramos podemos construir riqueza. Y después hacer crecer esa riqueza a través de la inversión.

Sin el paso previo de ahorrar, nada sucede.

Por eso el objetivo de ahorrar es tan importante en tu escala de prioridades. Ahorrar te abre la puerta a un mundo diferente, lleno de posibilidades. Un mundo de mayor seguridad y libertad. Un mundo al que nunca tendrías acceso si no consigues ahorrar.

Pero hay un pequeño problema con esto del ahorro. A veces nos ponemos el objetivo de ahorrar, pero no conseguimos los resultados deseados. El dinero se nos escapa entre los dedos, una y otra vez. El tiempo pasa y no progresamos gran cosa en nuestra salud financiera.

objetivo de ahorrar

La razón de que esto suceda no suele ser falta de motivación. Podemos estar muy motivados para ahorrar, pero después nuestro comportamiento del día a día nos lleva por otros derroteros como por arte de magia.

No, la razón suele ser otra.

La razón suele ser que no tenemos un sistema.

¿Por qué necesitas un sistema?

Tener un sistema puede marcar una enorme diferencia en tu capacidad de conseguir los objetivos que te propones. Y la razón no es otra que el enfoque.

El enfoque de los objetivos está en el futuro. En el destino al que queremos llegar.

El enfoque del sistema está en el presente. En lo que tienes que hacer hoy para avanzar hacia el objetivo.

Ambos son necesarios. Por sí solos están cojos.

El objetivo te proporciona una visión. Es una fuente de motivación que da sentido a lo que estás haciendo. Es algo que puedes vislumbrar y que merece la pena para ti.

El sistema te proporciona claridad sobre el siguiente paso que debes dar y cómo lo debes dar para avanzar hacia tu objetivo.

Un objetivo claro sin un sistema está expuesto a que des palos de ciego en tu día a día, por muy motivado que estés para alcanzar el destino al que quieres llegar.

Por otra parte, un sistema sin un objetivo claro puede hacer que seas muy eficiente avanzando, pero al mismo tiempo puede que estés avanzando hacia un lugar que no tiene demasiado sentido.

Ambos son importantes y complementarios. Y necesitas ambos para conseguir lo que quieres, sea ahorrar u otra cosa.

Veamos ahora cómo podría funcionar esto en la práctica.

Ejemplo del binomio objetivo-sistema

Digamos que quiero ahorrar y me digo a mí mismo lo siguiente:

Voy a ahorrar más cada mes.

Y te pones a ello, motivado a tope.

¿Qué suele ocurrir?

Nada. Porque no tienes dirección. No sabes lo que tienes que hacer cuando llega el momento de tomar ciertas decisiones en el día a día. No has concretado nada, es un objetivo difuso y sin un sistema que te guíe.

Ahora digamos que haces esto otro:

Observas tus ingresos y la composición de tus gastos mensuales y dices: Voy a ahorrar un 20% de lo que gano, lo cual son 200 euros al mes y 2.400 al año.

Y voy a recortar de las siguientes categorías, porque creo que puedo estar igual de satisfecho gastando algo menos en ellas:

  • Supermercado: Ahorro de 50 euros al mes
  • Comer fuera: Ahorro de 100-125 euros al mes
  • Gasolina: Ahorro de 25-50 euros al mes

Mi sistema es el siguiente:

  • Supermercado: No comprar X, Y, Z.
  • Comer fuera: Sólo hacerlo 2 veces máximo al mes, pase lo que pase. Si quiero hacerlo más, tengo que recortar ese mes de otra partida.
  • Gasolina: Usar el transporte público siempre que pueda

¿Ves la diferencia?

De esta forma sabes a dónde quieres llegar y qué debes hacer exactamente en tu día a día para conseguirlo. De esta forma es mucho más probable que llegues a puerto.

Y no, es muy posible que tu sistema no sea perfecto. Pero eso vas a verlo según lo vas aplicando. Y de esa forma puedes ir perfeccionándolo con el tiempo.

Objetivo claro y sistema, Moneytimer.

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