Hoy vamos a hablar de cómo desarrollar una ventaja competitiva.
Vivimos en un mundo cada vez más competitivo. La globalización y la digitalización han provocado que profesionales y empresas que antaño gozaban de una posición relativamente segura vean su posición amenazada por otras personas o empresas que pueden hacer lo mismo de forma más barata, más rápida o más conveniente para sus clientes.
En este contexto, construir ventajas competitivas que expandan nuestro valor profesional es más importante que nunca. Una ventaja competitiva es algo que nos hace destacar sobre el resto y que nos permite proteger nuestra posición y aprovechar posibles oportunidades de forma más efectiva.
Sin una ventaja competitiva somos más vulnerables. Nuestra posición es más débil. En un mundo en constante cambio, dedicar parte de nuestra energía a desarrollar una posición o habilidad que nos diferencie de algún modo de los demás puede ser algo tremendamente valioso. Tanto para nuestra supervivencia como para nuestra capacidad de beneficiarnos de las circunstancias.
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Y como ya sabes que yo velo por tus intereses, voy a darte algunas ideas para que desarrolles una o más ventajas competitivas que te faciliten el camino. ¡Presta atención!
Vamos allá.
1. Curiosidad intelectual
La forma más efectiva de aprender mucho sobre un tema es desarrollar curiosidad intelectual por él. La curiosidad intelectual nos empuja a intentar entender, a hacernos preguntas, a ir más allá de la superficie y profundizar.
Nuestro sistema educativo tradicional no estimula la curiosidad intelectual, sino que nos incentiva a hacer lo mínimo necesario para cumplir una serie de requisitos.
Eso no es aprender.
Si quieres aprender de verdad sobre algo, debes hacerlo por ti mismo. Y la primera piedra de ese proceso es desarrollar curiosidad intelectual sobre ello. Una vez la tengas, todo fluirá por sí sólo.
2. Aprender a convivir con la incomodidad
Estamos condicionados a evitar la incomodidad y a buscar (o permanecer en) el placer. Eso nos hace sentir bien, pero tiene un pequeño problema: Nos impide crecer.
Las cosas que merecen la pena no suelen ser fáciles. Si no, todo el mundo las haría. Ése no puede ser el camino para desarrollar una ventaja competitiva, porque no habría difererenciación con respecto a los demás.
Por eso, una de las habilidades más importantes que podemos desarrollar es acostumbrarnos a tolerar mejor la dificultad, la incomodidad, el dolor. Como con todos los buenos hábitos, podemos empezar por tareas pequeñas e ir evolucionando poco a poco hacia tareas más grandes.
3. Acostumbrarnos a fracasar
El éxito rara vez se obtiene a la primera. Lo habitual es tener que hacer varios intentos. Lo habitual es fallar algunas veces antes de acertar. Por esa razón, el fracaso está inevitablemente ligado al éxito. Es como un peaje que tenemos que pagar si queremos llegar a él.
Esto es algo que nos resulta fácil interiorizar intelectualmente, pero que nos resulta difícil poner en práctica. En algunas culturas, como por ejemplo la nuestra, seguimos demonizando el fracaso como si fuera algo malo en sí mismo. Por eso tenemos una cultura de emprendimiento tan poco desarrollada.
Si quieres triunfar en cualquier área, vas a tener que aprender a convivir con el fracaso. Vas a tener que empezar a andar sabiendo que lo más probable es que falles antes de acertar. Si consigues interiorizar esa idea y ponerla en práctica en las dimensiones importantes de tu vida, darás un paso de gigante para desarrollar una o más ventajas competitivas.
Y aquí termina el post. En otros posts te proporcionaré algunas ideas más para que estimules el cultivo de ventajas competitivas, porque este tema es muy importante para maximizar tu potencial de generación de ingresos y optimizar tu salud financiera.
Si quieres seguir aprendiendo sobre temas similares, consulta nuestra sección #Estilodevida.
Moni 
