Las apariencias engañan

Imagen: Pasja

Deja que te haga una pregunta: Cuando asumes que alguien es rico o no lo es, ¿en qué te fijas? ¿A qué apariencias sueles dar credibilidad? ¿Qué señales das por buenas para sacar conclusiones?

Ésta es una pregunta que no nos hacemos demasiado a menudo. Saltamos a las conclusiones de forma más o menos automática en base a ciertos signos y patrones de comportamiento, sin reparar en el detalle de que podemos estar completamente equivocados.

Para arrojar un poco de luz sobre este tema, vamos a definir primero qué significa realmente «ser rico». Y después vamos a ver si esas apariencias a las que tanta credibilidad concedemos a la hora de sacar conclusiones son consistentes con esa definición, ¿te parece?

Vamos allá.

¿Qué significa realmente «ser rico»?

Empecemos por una distinción importante: Ser rico y llevar un estilo de vida elevado son dos cosas completamente distintas.

apariencias
Imagen de Geralt

Muchas personas llevan un estilo de vida elevado que se sustenta en su siguiente sueldo. Tienen un sueldo alto que les permite poder cubrir gastos altos todos los meses. Y se construyen un estilo de vida que asume que ese sueldo va a seguir estando ahí, de una forma u otra.

Esas personas pueden dar la apariencia de ser ricas, pero no lo son. Al menos, no en mi definición. No lo son porque dependen del siguiente sueldo para seguir viviendo como viven. No pueden hacer lo que quieran, sino que tienen que seguir trabajando y obteniendo ingresos elevados o todo se desmoronaría a su alrededor por muchas posesiones que tengan.

Y eso significa que probablemente tengan que tragar con un montón de historias que no les hacen ni pizca de gracia.

No, ser rico es ser dueño de tu tiempo. Ser rico es tener libertad para hacer lo que te plazca. Y paradójicamente, cuanto más elevado sea tu estilo de vida, más complicado será conseguir eso.

Algunas apariencias de riqueza

Veamos ahora algunas de las apariencias de riqueza más habituales que, lejos de acercarte a lo que es realmente «ser rico», te alejan de ello.

1. Un coche nuevo y caro

Los coches son el elemento típico de desviación entre la apariencia de ser rico y la realidad de las cosas. A la hora de comprar un coche, a menudo priorizamos criterios como que sea nuevo o que sea de una marca percibida como suficientemente buena a los ojos de los demás. Y esos criterios acaban convirtiendo la compra en una inversión pésima.

Un coche es un elemento que se devalúa a pasos agigantados nada más comprarlo. Vigila tus criterios de compra, porque si no lo haces estarás tirando el dinero por el desagüe y haciéndote cada vez más pobre sin apenas darte cuenta.

Si quieres profundizar, lee este post.

2. Una casa más grande de lo que necesitas

Comprar una casa demasiado grande «por si acaso» es otra de las grandes tentaciones que se presentan en ciertos momentos. Tendemos a pensar que cuanto más grande sea la casa, mayor será nuestra calidad de vida.

Pero eso no es lo que suele suceder en la práctica. Una vez que pasamos del nivel que es suficiente, ese espacio extra no hace sino generar gastos indirectos que nos alejan de la riqueza, tal y como la hemos definido antes.

Comunidad. Impuestos. Limpieza. Mobiliario. Mantenimiento. Y un largo etcétera.

3. Patrones de consumo dirigidos a conseguir placer momentáneo

Otra práctica que nos aleja de la riqueza a pesar de alimentar su apariencia es adoptar pautas de consumo enfocadas en conseguir placer momentáneo. Ejemplos de esta dinámica pueden ser gastar mucho dinero en ropa, comer en restaurantes y cosas por el estilo.

El placer es necesario y tiene su función. Pero si te embarcas en una búsqueda incesante de placeres efímeros te quedarás sin blanca y acabarás insatisfecho, por muchas apariencias de vida rica que proyectes a los demás.

4. Juegos de estatus

Comprar objetos y practicar actividades caras con el objetivo de aparentar estatus a los ojos de los demás es un juego en el que nunca ganarás. Hagas lo que hagas, siempre habrá alguien que tenga más que tú. E incluso si no lo hay, vencer a ese juego suele dejar un gusto muy amargo en la boca.

Imagen de Greg Delauney

Además de vaciarte la cartera y hacerte cada vez más pobre.

5. Reticencia a invertir

Para generar riqueza, tal y como la hemos definido antes, no te queda otra que invertir. Si gastas todo lo que tienes, podrás aparentar ser rico, pero nunca lo serás realmente.

No lo serás porque no dispondrás de un colchón financiero que te permita poder actuar con libertad. Dependerás del siguiente sueldo. Y eso no es ser libre.

Sólo el ahorro combinado con la inversión puede llevarte a ser realmente rico. Deja espacio en tu vida para ellos.

Las apariencias engañan, Moneytimer. Ándate con ojo.

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