La primera piedra de tus finanzas es tu psicología

Imagen: Kranich

Las finanzas parecen un entresijo de tecnicismos inabordable: Tipos de interés, tasas de rentabilidad, bancos centrales, acciones que suben y bajan, recesiones económicas, ciclos alcistas… y un sinfín de términos que para los profanos en el tema parecen sacados de otro idioma.

Sin embargo, a pesar de toda esta jerga que parece tan complicada de abordar, invertir con criterio no es tan complicado. Como te expliqué en este post, para empezar a invertir no necesitas ser ningún experto. Sólo necesitas saber unas cuantas cosas básicas y ponerte manos a la obra dando una serie de pasos muy simples.

La barrera en el mundo de la inversión no es tanto el conocimiento, sino la acción. Es una mera cuestión de creer que, a largo plazo, el mundo va a seguir yendo a mejor. Y después de eso, actuar. Invertir en alternativas que se benefician de que el mundo vaya a mejor y dejar que tu dinero crezca poco a poco, a pesar de los vaivenes.

Simple, ¿no?

Pues sí. Es muy simple. Sólo requiere disciplina a la hora de actuar y paciencia a la hora de evaluar los resultados.

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Imagen de Alexandra Koch

El asunto es que para poner en marcha esta máquina de hacer crecer tu dinero vía inversión, primero tenemos que conseguir una cosa: Ahorrar.

Sin ahorro, no hay inversión. Y sin inversión, no hay crecimiento de riqueza.

La primera piedra de todo el edificio que representa las finanzas es el ahorro. Y el mundo del ahorro no es un aspecto técnico, como puede ser el mundo de la inversión, sino psicológico.

Veamos por qué.

El ahorro es psicológico

A partir de cierto punto, el ahorro es 100% psicológico.

Imagina que con tus ingresos sólamente te llega para cubrir tus necesidades básicas: Vivienda, energía, comida, ropa. No tienes caprichos, sino que vives con lo mínimo posible. En esta situación es muy difícil ahorrar, por mucho que te lo propongas. Puedes intentar aumentar tus ingresos para hacerlo, pero eso lleva su tiempo.

Ahora imagina la situación más habitual: Tus ingresos cubren tus necesidades más básicas, pero también algunos caprichos.

En esta situación, ¿puedes ahorrar?

La respuesta es sí. Pero no quieres.

No quieres porque tienes deseos que quieres satisfacer. En vez de intentar renunciar a esos deseos, gastas dinero para satisfacerlos. Y a final de mes no tienes nada que puedas ahorrar.

Vives, pero no progresas.

¿Y qué suele ocurrir cuando tus ingresos aumentan con el tiempo? ¿Empiezas a ahorrar y a manejar mejor tus finanzas?

No.

Lo que suele ocurrir es que tus deseos aumentan. Sigues decidiendo no renunciar a ellos y sigues decidiendo gastar dinero en satisfacerlos. Y al final de mes, sigues sin ahorrar.

Continúas viviendo, pero no progresas. Sólamente satisfaces más deseos que antes.

Si quieres ahorrar, ¿dónde está el secreto?

En tu mente.

En algún lugar de tu mente está la creencia de que tu felicidad está ligada al número de deseos que satisfagas. Pero todas las personas que consideramos sabias a lo largo de la historia nos dicen exactamente lo contrario: Cuantos menos deseos tenemos y nos empeñamos en satisfacer, más felices somos.

Para ser rico, no solamente en dinero sino en espíritu, lo primero que has de hacer es entrenar a tu mente a desear menos. Si consigues hacer eso, el ahorro llegará a tu vida inmediatamente. Y si el ahorro llega a tu vida, la máquina de generar riqueza empezará a trabajar para ti, con todos los beneficios vitales que ello conlleva.

Pero esto no es tan sencillo, ¿no es verdad? Estamos rodeados de tentaciones que nos impulsan hacia el lado contrario. Nos impulsan a desear cada vez más.

El entorno no te ayuda. Por eso, más que nunca, el que ahorres o no depende de cómo gestionas desde dentro esos deseos de conseguir cosas que se encuentran fuera. Si los gestionas mal, lo más probable es que el dinero se te escurra entre los dedos. Si los gestionas bien, tendrás muchas posibilidades de ahorrar y de ascender por la escalera de la salud financiera.

Todo depende de este primer paso. Todo empieza en tu mente.

En la base práctica de las finanzas hay mucha más psicología que tecnicismos. Por eso prácticamente cualquier persona con un mínimo nivel de ingresos, por pocos conocimientos que tenga, puede tener éxito en el plano financiero. Y eso es un pensamiento esperanzador.

¡Dale bola, Moneytimer!

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¿Quieres seguir desarrollando tu mentalidad financiera?

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