Cómo no dejar de aprender (Parte 2)

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En la primera parte de este post argumentábamos sobre las ventajas de no dejar de aprender más allá de la época de educación reglada y mantener una mente abierta al aprendizaje durante todas las etapas de la vida. Pues bien, en esta segunda parte vamos a seguir descubriendo nuevas técnicas y estrategias para conseguir este objetivo.

Las ideas de las que vamos a hablar hoy están basadas en el libro Hyper-learning de Edward Hess, un trabajo de investigación centrado en cómo optimizar los procesos de aprendizaje en la era digital.

Veamos cuáles son sus principales sugerencias y saquemos algunas conclusiones.

1. Domestica el ego

Nuestro ego es uno de los grandes obstáculos a nuestra capacidad de aprender. Nos convence de que siempre tenemos razón, de que nuestra forma de ver el mundo es la correcta, de que la opinión de los demás no es tan válida como la nuestra.

Cuando nuestro ego sale herido, respondemos de forma negativa. Nos cerramos y nos comportamos de manera irracional, incluso cuando sabemos en lo más profundo de nosotros mismos que probablemente estamos equivocados.

Imagen de Markus Christ

Por eso, el primer paso para convertirnos en personas que saben aprender es domesticar el ego. Sólo cuando miramos al mundo con humildad, sin que el ego sea el protagonista principal de la historia, podemos ver las cosas con claridad. Sólo entonces podemos intercambiar opiniones de forma constructiva, ponernos en la posición de los demás y entender de verdad sus puntos de vista.

Liberarnos de las restricciones emocionales del ego requiere que revisemos nuestra identidad. Quizá nos consideramos a nosotros mismos muy inteligentes. Quizá tenemos una posición profesional que provoca que creamos que nuestra opinión es más creíble que la de los demás. Quizá hemos logrado objetivos que otros no han conseguido y eso nos impide apreciar la validez de otros puntos de vista.

Todo eso se interpone en nuestra capacidad de aprender. Por eso hemos de revisar lo que creemos que compone nuestra identidad y dar mayor peso a la capacidad de conectar con los demás, a la capacidad de pensar con claridad, de escuchar, de empatizar. Sólo así podremos maximizar nuestra capacidad de aprender.

2. Potencia la mentalidad de crecer y descubrir

La psicóloga Carol Dweck popularizó el concepto de «mentalidad de crecimiento». En su libro Mindset, Dweck argumentaba que hay dos maneras de enfocar la vida:

La primera es una «mentalidad fija». Este tipo de mentalidad implica creer que tenemos una serie de atributos y que somos buenos en lo que somos, y que eso viene dado y no se puede cambiar.

Este tipo de mentalidad provoca que nos ciñamos a hacer ciertas cosas y evitemos otras, que tengamos miedo a equivocarnos y que definamos el éxito como conseguir metas íntimamente relacionadas con nuestras fortalezas innatas.

El segundo tipo de mentalidad es la «mentalidad de crecimiento». Este tipo de mentalidad implica creer que no estamos limitados por nuestros atributos base, sino que podemos aprender y crecer en un montón de áreas diferentes si nos esforzamos y aprendemos de forma inteligente.

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Imagen de Sasin Tipchai

Este tipo de mentalidad provoca que seamos más aventureros, más creativos, que no tengamos tanto miedo de equivocarnos y que definamos el éxito como progreso hacia una meta que merece la pena, más que como conseguir un objetivo concreto o el reconocimiento de los demás.

Para aprender a aprender, debemos estimular el desarrollo de la mentalidad de crecimiento. Es este tipo de mentalidad el que nos lleva a explorar, a colaborar, a equivocarnos, a descubrir… y eventualmente a aprender.

3. Plasmar esa mentalidad en comportamientos concretos

Muy bien, ahora que hemos domesticado un poco al ego y hemos adoptado la mentalidad adecuada, ¿qué?

Muy sencillo: Adoptar hábitos de comportamiento consistentes con esa mentalidad.

Esto no es tan sencillo como parece. Requiere adquirir el hábito de pensar, en las diversas situaciones en las que nos vamos encontrando, cosas como éstas:

¿Qué significa saber escuchar? ¿Qué prácticas implica?

¿Qué significa saber colaborar? ¿Cómo lo plasmo en actos concretos?

¿Qué cosas me puedo atrever a hacer y con quién puedo hablar para descubrir cosas nuevas?

¿En qué áreas merece la pena equivocarse para aprender más?

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Imagen de Gerd Altmann

Si incorporamos esta forma de pensar y de actuar a nuestro día a día, nos convertiremos en una máquina de aprender y descubrir. Nuestra mente estará inmersa en una dinámica de constante crecimiento. Y ello nos ayudará a conseguir objetivos que conectan con quiénes somos y qué queremos de verdad, tanto a nivel individual como a nivel colectivo.

Organizaciones de todo el mundo, como Amazon y muchas otras, han incorporado progresivamente esta forma de concebir el aprendizaje a su cultura corporativa. Es una de las grandes razones por las que son referencias en innovación y líderes de mercado en sus respectivos campos.

Aquí termina nuestro post. Más ideas para que continues mejorando tu salud financiera día a día.

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