4 hábitos de consumo que no ayudan a tu salud mental

Imagen: PIRO4D

El consumo tiene una relación muy estrecha con nuestra salud mental. Cuando decidimos comprar algo, lo hacemos para sentirnos mejor. ¿Para qué lo haríamos si no?

Sin embargo, no siempre conseguimos nuestro objetivo.

De hecho, en nuestra sociedad resulta relativamente frecuente que las personas adopten hábitos de consumo que, lejos de hacerles sentir mejor, les hacen sentir peor. Y esos hábitos, cuando se prolongan en el tiempo, pueden tener consecuencias muy perniciosas para nuestro equilibrio mental.

Vamos a identificar 4 de ellos.

1. Videos donde alguien exhibe sus compras

Este tipo de vídeos se han extendido como la pólvora y muchísimas personas los consumen a diario. En ellos suele aparecer alguien con una gran sonrisa enseñando el montón de cosas (generalmente prendas de ropa) que se han comprado en una tienda.

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Es difícil cubrir todo lo que está mal aquí. Primero, favorece el consumo impulsivo. Segundo, se centra generalmente en productos «fast fashion» que son medioambiental y éticamente cuestionables. Tercero, genera ansiedad por la sensación de ser inadecuado si no te subes al carro de ponerte cosas nuevas todos los días.

Este tipo de contenido es perverso para tu salud mental. Cuanto más lejos, mejor.

2. Obsesión con productos de lujo

Un estudio reciente en EEUU (puedes leer más aquí) concluyó que la generación millenial gasta como promedio en torno a 500 dólares al mes en artículos de lujo y que incluso renuncian a gastos sanitarios para poder permitirse esos caprichos.

Es muy fácil caer en la obsesión por los productos de lujo. El marketing de estos productos comunica la promesa de pertenencia a una comunidad de personas que admiramos. Una promesa que no suele cumplirse, con la consiguiente decepción y otras consecuencias negativas en nuestra salud mental.

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A veces conviene comprar un producto de lujo. Por ejemplo, cuando su funcionalidad es significativamente superior o cuando puede ahorrarnos muchos costes en el futuro porque dura más tiempo que un producto estándar. Pero hacerlo de forma recurrente e impulsados por un deseo de ser aceptados no es una buena idea, especialmente si tu realidad financiera no te lo permite.

3. Compras impulsivas

Según Psychology Today, alrededor del 6% de la poplación en EEUU exhibe comportamientos de consumo impulsivo, de los cuales en torno al 80% son mujeres.

Las investigaciones indican que la persona promedio está expuesta a aproximadamente 10.000 (!!!) piezas de publicidad al día. Por si eso fuera poco, las empresas se han vuelto cada vez más sofisticadas en entender qué tipo de productos nos interesan a través de nuestro comportamiento en Internet y las redes sociales.

Si unimos esto con el hecho de que todo lo que deseamos está disponible inmediatamente, tenemos el caldo de cultivo perfecto para las compras impulsivas.

Sin embargo, a pesar de la excitación del momento, las compras impulsivas deterioran nuestra salud mental. Después de la excitación, llega el sentimiento de culpa. Nos sentimos vacíos. Y la forma más fácil de llenar ese vacío es seguir comprando impulsivamente.

¿La receta más efectiva? Aléjate de los lugares en los que te veas tentado a comprar.

4. Gastar en exceso imitando los hábitos de consumo de nuestros amigos

Según Credit Karma, el 48% de los millenials encuestados en EEUU admite gastar en exceso de forma habitual para mantener los hábitos de gasto de su círculo de amigos.

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Otra encuesta realizada por Chase revela que la mayoría de los millenials están dispuestos a gastar más si eso les permite colgar una foto que les dé más «me gusta» en Instagram.

La necesidad de ser aceptados, ya no sólo por nuestro círculo cercano sino también por desconocidos, se ha multiplicado con las redes sociales. El deseo de satisfacer esa necesidad está llevando a muchos jóvenes a gastar más de lo que se pueden permitir.

Una de las consecuencias perniciosas derivadas de este deseo de aceptación es el uso compulsivo de las tarjetas de crédito. Se estima que alrededor del 40% de los americanos arrastra el saldo de las tarjetas de crédito de un mes a otro, lo que provoca que paguen una gran cantidad de intereses de forma recurrente y que permanezcan estancados en el camino hacia la salud financiera.

Como explicamos en este post, meter deuda en nuestras vidas por las razones equivocadas es una mala idea. El endeudamiento es una carga que pesa muchísimo sobre nuestra salud mental, nuestra perspectiva del mundo y nuestra capacidad de sentirnos felices.

Ahí tienes, 4 hábitos de consumo que debemos vigilar muy mucho, porque pueden hacer gran mella en nuestro estado de ánimo. Y eso no mola, porque la vida es muy corta como para que andemos por ahí cabizbajos y lamentándonos de nuestras miserias.

Especialmente por cosas que dependen de nosotros mismos.

Si quieres acceder a contenidos similares, consulta nuestra sección #Tudíaadía.

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