La estrategia de inversión del «valor promedio»

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Si ya has hecho algunos pinitos en el mundo de la inversión, es posible que hayas oído hablar de la estrategia del «coste promedio» (conocida en inglés por la expresión «dollar cost averaging». Implica hacer compras periódicas en bolsa (sean acciones individuales o fondos de inversión) durante un periodo de tiempo determinado, en lugar de comprar todo de una vez.

Esta estrategia tiene muchas ventajas. Por un lado, al hacer las compras poco a poco, es más sencillo sufragar el gasto necesario para alcanzar tus objetivos financieros de largo plazo. Y por otro lado, comprar de forma gradual reduce el riesgo de comprar en el momento más caro y te permite beneficiarte de un precio de compra «promedio».

Al seguir esta estrategia estás, de facto, renunciando a comprar en el absoluto mejor momento. Pero es posible que sepas ya que no es tan fácil saber cuál es el mejor momento.

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Y si no, ya te lo digo yo. Es imposible saberlo. Hay demasiados factores que pueden afectar a la evolución de los mercados en el corto plazo. Si aciertas y pillas el mejor momento posible para comprar, siento decepcionarte, pero es más suerte que talento.

Y si aceptamos que esto es así, la estrategia del «coste promedio» tiene mucho sentido. Tanto que resulta ampliamente utilizada por muchas personas como estrategia principal de inversión en bolsa.

Sin embargo, no es la única forma de diversificar tus disparos. A continuación te explico otra forma de hacerlo que es menos conocida, pero que te puede resultar muy interesante.

La estrategia del «valor promedio»

La estrategia de «valor promedio» o «value averaging»consiste en establecer un valor objetivo para tus inversiones para diferentes momentos de tiempo y planificar tus aportaciones periódicas de forma que te permitan alcanzar ese valor en cada momento.

Por ejemplo, imagina que inviertes 1.000 euros en fondos de inversión y te pones un valor objetivo que crece en 30 euros todos los meses. En este caso, tu valor objetivo al final del mes 1 sería 1.030.

¿Significa esto que, siguiendo una estrategia de «valor promedio», tendrías que aportar 30 euros a principios del mes siguiente?

No necesariamente, porque aquí es donde empieza a jugar el mercado y la rentabilidad acumulada de tu inversión.

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Imagina que tu cartera de inversión se revaloriza este mes porque el mercado sube. En ese caso, gracias al mercado estarías más cerca de tu valor promedio de 1.030 euros a final de mes, y tendrías que aportar menos de tu bolsillo. Por ejemplo, si en ese mes el mercado sube un 1%, tu inversión de 1.000 euros pasaría a valer 1.010 euros y ya sólo tendrías que aportar 20 euros más de tu bolsillo para llegar a tu valor objetivo de 1.030 euros. Y si el mercado va en sentido contrario, tendrías que aportar más.

En otras palabras, lo que marca la cuantía de tus aportaciones es cómo de cerca te encuentras de tu valor objetivo de cada momento en función de la evolución del mercado y su impacto en el valor de tus inversiones.

¿Qué estrategia es mejor?

Todo esto está muy bien, pero entonces ¿qué nos conviene más? ¿La estrategia del «coste promedio» («dollar cost averaging») o la estrategia del «valor promedio» («value averaging»)?

La gran ventaja de la estrategia del «coste promedio» es su simplicidad. Lo único que tienes que hacer es poner la misma cantidad todos los meses, llueva o truene. No tienes que andar mirando números y puedes implementarla con una transferencia automática a tu cuenta de inversiones por una cantidad idéntica todos los meses. Además, es más fácil planificar una cifra constante de ahorro mensual que puedes dedicar a invertir.

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Por otro lado, la estrategia del «valor promedio» es más farragosa, porque todos los meses tendrías que calcular cuánto dinero tienes que dedicar a comprar, en función del valor de tus inversiones en cada momento, para llegar a tu valor objetivo. Y planificar tus gastos del mes resulta más complicado cuando no sabes exactamente cuánto dinero vas a tener que poner.

Sin embargo, también tiene una ventaja importante desde el punto de vista de rentabilidad a largo plazo: Cuando cae el mercado y el valor de tus inversiones baja, tienes que poner más de tu bolsillo. Y por tanto compras más acciones que con la estrategia de «coste promedio».

A largo plazo, tu riesgo en ambas estrategias es muy similar, pero la estrategia del «valor promedio», según algunos estudios, tiene más probabilidades de conseguir rentabilidades algo superiores, por la dinámica de comprar más acciones cuando su precio es bajo y menos cuando su precio es alto.

¿Qué me dices, Moneytimer? ¿Cuál de las dos estrategias te convence más?

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