El poder del interés compuesto

Imagen: Marjan

Si estás mínimamente familiarizado con el mundo de las inversiones, probablemente habrás oído la expresión «interés compuesto». Sabrás que es algo relacionado con la acumulación de ganancias, pero es posible que no hayas profundizado en el concepto.

Pues bien, eso es lo que vamos a hacer en el post de hoy.

¿Qué es el interés compuesto?

El interés compuesto hace referencia a que cuando invertimos un dinero, ese dinero crece «exponencialmente» a lo largo del tiempo.

Nuestro cerebro está habituado a pensar en la generación de riqueza de forma lineal. Si nos pagan 10 euros la hora trabajada, cuando trabajamos 10 horas obtendremos 100 euros. Es una pauta estable y predecible con la que nuestro cerebro se encuentra cómodo.

interés compuesto
Imagen de LioPhotography

Pero las inversiones no funcionan así. Cuando invertimos 100 euros al 10% de rentabilidad, el primer año obtenemos 10 euros (100 x 10%). Pero el segundo año obtenemos 11 euros (110 x 10%). Y el tercer año obtenemos 12.1 euros (121 x 10%). Las ganancias van aumentando, porque las reinvertimos y obtenemos ganancias adicionales de las propias ganancias.

Los grandes beneficios llegan al final

El efecto del interés compuesto puede no parecer extraordinario en el corto plazo, pero sí que lo es durante largos periodos de tiempo. Y ésa es la parte que nuestro cerebro no suele entender del todo.

Por ejemplo, imagina que metes 1 euro en una cuenta que te da un 10% de rentabilidad y dejas que las ganancias se acumulen en ella durante 100 años.

En los primeros 10 años, la cuenta crece en 1,59 euros.

En los últimos 10 años, la cuenta crece en 8.468 euros.

Impresionante, ¿verdad?

La razón es que el crecimiento exponencial no es lineal con respecto al tiempo, sino convexo. Y eso implica que cuanto más avanzados estamos en el tiempo (década 10 vs. década 1), obtenemos mayores ganancias durante el mismo periodo de inversión (10 años vs. 10 años).

Veamos otro ejemplo práctico para ilustrar el poder de este concepto.

Imagina que Juan ahorra 50.000 euros al año durante 30 años. Y al final de cada año invierte esos ahorros al 10% de rentabilidad.

Al de 30 años, Juan habría acumulado una riqueza de 8,2 millones de euros.

Pero aquí viene lo interesante: El 40% de esa riqueza se habría generado en los últimos 5 años. Es decir, el 40% de la riqueza se genera en el 17% del tiempo.

Las interrupciones del proceso salen caras

Charlie Munger, socio de Warren Buffet en Berkshire Hathaway, dijo: «La primera regla del interés compuesto es no interrumpirlo innecesariamente».

Volvamos al ejemplo de Juan para ilustrar este punto.

Digamos que Juan pierde su empleo una vez cada 10 años y esos periodos de desempleo duran un año cada uno. En esos periodos no ahorra los 50.000 euros anuales que ahorra en los años de trabajo, sino que «usa» 100.000 euros de su cartera de inversiones para cubrir gastos.

¿Cuál es el impacto de esas interrupciones en su riqueza al de 30 años?

En lugar de generar 8,2 millones, generaría 6,6 millones. Una reducción del 20% en su riqueza por sólamente 3 años (el 10% del tiempo) de interrupción.

Implicaciones

Como puedes ver, el efecto del interés compuesto es extraordinario… si tienes la capacidad de jugar a ese juego durante mucho tiempo.

El tiempo es el factor más importante en el mundo de la inversión. Es mucho más importante permanecer invertido durante mucho tiempo que encontrar una inversión que tiene una rentabilidad elevadísima pero sólo durante unos pocos años.

Por esa razón, donde debes centrar tu atención es en invertir en cosas con las que te sientas cómodo. Si inviertes en algo que tiene demasiada volatilidad e incertidumbre, es probable que tus emociones se interfieran y que te veas inclinado a interrumpir el proceso deshaciendo la inversión, y de esa forma pierdas los beneficios que el interés compuesto produce cuando pasa el tiempo.

¡Dale bola, Moneytimer!

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