Como recordarás, en este post hablamos de uno de los conceptos de inversión más importantes que existen a la hora de tomar decisiones financieras: La tasa de descuento. Hoy vamos a hablar de otros dos conceptos relacionados: VAN y TIR.
VAN y TIR son dos herramientas clave a la hora de juzgar el atractivo de un proyecto de inversión concreto. Nos permiten entender, de forma muy intuitiva, si nos conviene invertir nuestro dinero en algo, o no.
Veámoslos, cada uno por separado.
¿Qué es y para qué sirve el VAN?
VAN es un acrónimo que significa «Valor Actualizado Neto».
Su cálculo incluye la aplicación de dos conceptos muy importantes en finanzas:
- El valor presente («Valor Actualizado»): El valor al que equivalen en el presente una serie de importes futuros, ajustándolos mediante la tasa de descuento
- La ganancia o pérdida financiera («Valor Neto»): La comparación entre lo que obtendremos (los importes futuros traídos al presente) y lo que ponemos de nuestro bolsillo a la hora de hacer la inversión
Digamos que estás pensando invertir en un proyecto que esperas que genere 10.000 euros el primer año y 15.000 euros el segundo. Y para ponerlo en marcha necesitas hacer una inversión hoy de 20.000 euros.
¿Cómo sabrías si es una buena inversión?
En primer lugar, tienes que comparar manzanas con manzanas. Y eso significa que debes traer los importes futuros al presente, «descontándolos» a través de la tasa de descuento.
¿Cuál es la tasa de descuento adecuada aquí?
Depende de muchas cosas, entre ellas el riesgo que percibes que tiene el proyecto. Si crees que tiene un riesgo medio-alto y que puedes conseguir una rentabilidad de en torno al 5% en otros proyectos de menor riesgo, quizá una tasa de descuento del 7% tenga sentido.
Asumamos eso, ¿te parece?
Si traemos los importes futuros al presente con una tasa de descuento del 7%, obtendríamos lo siguiente:
10.000/(1+7%) + 15.000/(1+7%)^2 = 22.447
Y si comparamos eso con el importe que tenemos que poner de nuestro bolsillo hoy (20.000), concluiríamos que es una buena inversión, porque obtenemos más (en valor presente) de lo que ponemos.
Eso es exactamente el VAN.
VAN = – Inversión Inicial + Valor presente de los importes futuros obtenidos
En el ejemplo de antes, VAN = – 20.000 + 22.447 = 2.447.
En otras palabras, si obtenemos un VAN positivo, la inversión es atractiva (generamos valor). Si obtenemos un VAN negativo, la inversión no es atractiva (destruimos valor).
De la misma forma, si tenemos varias opciones de inversión, podemos comparar sus VANs. Cuanto más alto sea el VAN, más atractiva es (en teoría) la inversión.
Esta metodología tiene sus limitaciones, porque es posible que haya inversiones con niveles de riesgo que no estemos dispuestos a tolerar, por muy alto que sea su VAN. Pero el VAN es una herramienta tremendamente útil para evaluar el atractivo potencial de una inversión.
¿Qué es y para qué sirve la TIR?
Ya ves, esto va de acrónimos hoy. Y TIR significa «Tasa Interna de Rentabilidad».
Es un concepto muy similar al VAN. De hecho, es el mismo concepto, pero con una pequeña diferencia que hace que sea una herramienta muy intuitiva.
La TIR es la tasa de descuento que hace que el VAN sea igual a cero. Es decir, te proporciona el nivel de tasa de descuento al que debes penalizar los importes futuros para compensar tu inversión inicial (ni ganar, ni perder).
En el ejemplo anterior obtuvimos un VAN positivo utilizando una tasa de descuento del 7%. La tasa de descuento que hace que este mismo proyecto tenga un VAN de 0 sería 15.1%.
VAN = – 20.000 + 10.000/(1+15.1%) + 15.000/(1+15.1%)^2 = 0
Eso es información muy valiosa, porque generalmente tenemos una idea de, como mínimo, qué rentabilidad media anual nos gustaría obtener en un proyecto concreto para justificar la inversión. El análisis anterior nos dice que si nuestro nivel mínimo exigido de rentabilidad media anual no es mayor que un 15.1%, el proyecto es atractivo.
Ambas herramientas, VAN y TIR, miden cosas parecidas, pero las presentan con un enfoque diferente que se complementa y nos ayuda a tomar mejores decisiones de inversión.
¡Dale bola, Moneytimer!
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