¿Existe la deuda buena?

Imagen: Here and now

Hoy vamos a hablar de deuda. En concreto, de si existen situaciones en las que endeudarse es algo bueno, o si por el contrario la deuda es siempre una maldición que nos conviene muy mucho evitar.

En nuestra sociedad occidental, endeudarse se ha convertido en un fenómeno generalmente aceptado como normal. Ya no sólo en el caso de compra de vivienda, donde no suele haber otra alternativa que contraer una hipoteca, sino en situaciones de consumo más discrecional, como la financiación de actividades de ocio, compras de vehículos y electrodomésticos.

Es algo así como «todo el mundo lo hace, así que debe de estar bien». Una forma de pensar que no suele llevar a nada bueno. Y si combinamos eso con nuestra propensión a compararnos con los demás, tenemos el caldo de cultivo perfecto para meternos en líos.

Pero no adelantemos acontecimientos. Empecemos por el principio.

¿Qué es la deuda?

La deuda financiera es una obligación de devolver una cantidad de dinero determinada, más los intereses acordados, en un periodo de tiempo estipulado. Cuando adquirimos una deuda, adquirimos esa obligación. Y esa obligación se extingue cuando devolvemos todo lo que debemos.

En otras palabras, recibes dinero hoy y te comprometes a devolverlo mañana con intereses.

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El tipo de deuda a la que los particulares pueden optar son los préstamos y los créditos. Veamos sus diferencias:

1. Prestamos

Un préstamo permite acceder a una cantidad fija de dinero. Entre sus principales características, destacan las siguientes:

  • La operación tiene una vida determinada previamente.
  • Una vez amortizado todo el capital a través del pago de las cuotas (mensuales, trimestrales, semestrales…), se da por concluida la operación sin posibilidad de acceder a más dinero, salvo que se formalice un nuevo préstamo.
  • Los intereses se cobran sobre el total del dinero prestado.
  • Los préstamos tienen un plazo largo, generalmente varios años.

Los ejemplos de uso más frecuentes son los préstamos hipotecarios (para financiar la compra de vivienda, por ejemplo) o los préstamos al consumo (para financiar cualquier otra cosa, como unas vacaciones, la remodelación de una vivienda o una lavadora).

2. Créditos

Un crédito es una forma de financiación más flexible que permite acceder a la cantidad de dinero prestada según las necesidades de cada momento. El crédito establece un límite máximo de dinero, dentro del cual el cliente puede ir disponiendo parcial o totalmente.

  • Los intereses de los créditos suelen ser más altos que los de un préstamo.
  • Solo se pagan intereses por la cantidad utilizada, aunque puede haber una comisión mínima sobre el saldo no dispuesto.
  • A medida que se devuelve el dinero se podrá seguir disponiendo de más, siempre que no se supere el límite fijado.
  • Por lo general, a diferencia del préstamo, el crédito se renueva cada año para seguir permitiendo que el cliente use esa línea de financiación cuando lo necesite.

La figura más habitual para que un particular obtenga financiación a través de un crédito es la tarjeta de crédito, que seguro conoces muy bien.

¿Cuándo es bueno endeudarse?

Endeudarse para comprar o consumir algo puede parecer muy buena idea en el momento, pero tiene dos desventajas:

  1. Tiene un riesgo: Si no conseguimos devolver el dinero a tiempo, el acreedor puede tener derecho a hacerse con nuestro patrimonio (otros bienes que poseemos), tanto presente como futuro, hasta que recupere todo lo que le debemos.
  2. Tiene un coste: No sólo debemos devolver el capital prestado, sino también los intereses, que en algunos casos pueden ser muy altos. Y ello drena nuestra salud financiera, porque son gastos adicionales que debemos sufragar.
deuda
Imagen de David Mark

Teniendo esto en cuenta, hay algunas preguntas básicas que debemos formularnos para saber si contraer una deuda es una buena o mala decisión:

¿Cómo de seguro estoy de que puedo devolverla a tiempo?

Con ese dinero que me prestan, ¿voy a obtener una rentabilidad superior al coste de la deuda? Por ejemplo, si compro una vivienda con una hipoteca para alquilarla a un tercero, ¿voy a obtener unas rentas superiores a los intereses de la hipoteca?

Si no voy a obtener ninguna rentabilidad financiera sino simplemente disfrute (unas vacaciones por ejemplo), ¿estoy seguro de que ese disfrute compensará el arrastrar una obligación que puede durar mucho tiempo?

¿Tengo otras opciones para hacer lo que quiero hacer que no impliquen endeudarse?

¿Es lo que quiero financiar una necesidad o un deseo?

Si adquiero esa obligación, ¿tendré que ajustar mi estilo de vida? ¿Me creará restricciones a la hora de tomar decisiones? ¿Reducirá mi libertad y flexibilidad?

El uso que le voy a dar al dinero prestado ¿encaja con mi filosofía de vida y mis objetivos vitales más importantes?

Como puedes apreciar, una gran parte de la reflexión sobre si una deuda es buena o mala tiene mucho que ver con el autoconocimiento de uno mismo y la gestión de nuestras emociones.

Si quieres profundizar en los riesgos que implica endeudarse, lee este post.

Y ya sabes, si quieres seguir aprendiendo sobre el uso eficiente del dinero para maximizar tu satisfacción vital, consulta nuestra sección #Estilodevida.

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