Compararnos con los demás: ¿Es una buena idea?

Imagen: Gerd Altmann

Uno de los grandes obstáculos en el camino hacia la salud financiera es la constante comparación con los demás. Al compararnos con los demás, no podemos evitar reparar en todo eso que ellos tienen o todo aquello que creemos que son, y que nosotros no tenemos o no somos. Y eso nos genera una sensación de insatisfacción que intentamos cubrir con todos los medios que tenemos a nuestro alcance.

Este fenómeno siempre ha estado presente y es, hasta cierto punto inevitable si vivimos en sociedad. Pero en las últimas décadas se ha acentuado considerablemente, por dos grandes motivos:

  • A pesar de que el nivel de vida medio haya ido aumentando con el tiempo, la desigualdad también lo ha hecho. Ahora los que tienen mucho, tienen mucho más que los demás.
  • La capacidad de compararnos con los demás se ha multiplicado gracias a las redes sociales. Ahora podemos compararnos con personas que se encuentran a miles de kilómetros de distancia. Y además sólo vemos lo que esas personas muestran en las redes sociales, que es mucho de lo bueno y poco o nada de lo “malo”.

En este nuevo contexto, cuando nos comparamos con los demás, es todavía más fácil sentirnos insatisfechos. Todo está, básicamente, en nuestra contra.

Una de las dimensiones más peligrosas de esta tendencia para nuestra salud financiera es compararnos con los demás en el aspecto material: Querer el coche que otros tienen, o la casa que otros compran, o las vacaciones que otros disfrutan. En otras palabras, crear una espiral interminable de necesidades y deseos que no existían antes de la comparación, como ya vimos en este post.

Un suicidio financiero, básicamente.

Y muchas veces, para nada. Porque tenemos la curiosa manía de acostumbrarnos a lo nuevo sin que ello produzca un incremento sostenible en nuestra felicidad.

¿Hay alguna solución a este problema?

Podría decirte que dejaras de comparar, pero eso no es muy realista. Nos gusta comparar. Somos animales competitivos.

Pero lo que sí puedes hacer es cambiar el objeto de tu comparación: En lugar de compararte con los demás, compárate contigo mismo.

Las ventajas de compararse con uno mismo

Compararse con los demás, por muy natural que parezca, es poco útil.

En primer lugar, las circunstancias de cada uno son diferentes. Diferentes estudios, diferentes trabajos, diferentes relaciones, diferentes habilidades, diferentes momentos de desarrollo personal o profesional. Y eso hace la comparación con otras personas muy poco fiable y rigurosa.

En segundo lugar, cuando nos comparamos con alguien, solemos comparar un aspecto concreto de sus vidas con nosotros, dejando el resto de su realidad vital al margen. Por ejemplo, podemos envidiar el sueldo de alguien y a la vez ignorar todo el estrés y las horas de trabajo que implican que esa persona tenga ese sueldo.

En tercer lugar, tenemos información imperfecta. Creemos que una persona tiene esto o es aquello en base a ciertas señales, pero a veces eso es un espejismo que no se corresponde con la realidad.

compararnos con los demás

Por todas estas razones, tiene mucho más sentido darle la vuelta a la lente de comparación y centrarla en nosotros mismos. En lugar de compararnos con los demás, compararnos con cómo éramos hace un mes, hace un año, hace cinco años. Porque eso sí es una comparación mucho más fiable, rigurosa… y útil.

Comparar nuestra versión actual con nuestras versiones anteriores nos permite apreciar si estamos en la tendencia adecuada. Nos permite ver si estamos obteniendo mejores resultados a medida que pasa el tiempo, o si por el contrario estamos estancados. Y nos permite identificar posibles acciones correctoras.

Es un ejercicio muy útil para cualquier dimensión vital:

  • Ocupación profesional: ¿Estoy más contento? ¿He aprendido más? ¿Tengo más proyección?
  • Relaciones personales: ¿Tengo mejores relaciones? ¿Tengo más relaciones?
  • Salud física: ¿Estoy más sano? ¿Tengo mejores rutinas? ¿Me siento mejor?
  • Salud mental: ¿Estoy más calmado? ¿Me siento más equilibrado? ¿Tengo más confianza en mi mismo?
  • Salud financiera: ¿Estoy ahorrando más? ¿Estoy invirtiendo mejor? ¿Tengo más colchón para correr riesgos?

Ésta si es una comparación sana: Intentar ser cada vez mejor de lo que éramos antes, un poco cada día.

Y aquí termina el post. Dale bola, es una idea muy importante con múltiples posibles ramificaciones en cómo vives tu vida y qué resultados obtienes.

Si quieres seguir conociendo ideas para sacarle el máximo partido a tu vida sin sacrificar salud financiera, consulta nuestra sección #Estilodevida.

¿Quieres seguir aprendiendo ideas útiles para disfrutar más de la vida?

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