Errores financieros de la década de los 30: Nosotros mismos

Imagen:

Llegamos a la octava y última parte del megapost de errores financieros más típicos de la década de los 30: Nosotros mismos.

Recordemos brevemente todo lo que hemos recorrido hasta ahora:

En esta octava parte vamos a tratar un aspecto que tiene un cariz bastante filosófico, pero que a la vez tiene un gran impacto en nuestra capacidad de construir y mantener salud financiera a lo largo de nuestra vida: Cuánto nos conocemos a nosotros mismos y cómo de clara tenemos nuestra filosofía de vida.

Verás, uno de los grandes obstáculos que las personas tenemos hoy en día para sentirnos realmente felices es que no prestamos gran atención a entender lo que realmente queremos. Lo que solemos hacer, por el contrario, es buscar referencias externas que guíen nuestra conducta, para sentir que no desentonamos demasiado con los demás.

Es una situación que suele producirse extraordinariamente a menudo: El deseo de sentirnos aceptados parece estar en contradicción con querer buscar nuestro propio camino, el que mejor conecta con cómo somos.

nosotros mismos
Imagen de Ditto Shafarnahariy

Y digo “parece”, porque no tiene por qué ser así.  Pero esa forma de pensar a veces se impone. Decidimos ir por los caminos que va la mayoría, desconectándonos poco a poco de nosotros mismos y haciendo pequeñas muescas en nuestra esencia y originalidad.

Sin embargo, por muy frecuente y natural que sea, esta forma de actuar tiene sus peligros. Para la vida en general y la salud financiera en particular.

Veamos algunos de ellos.

1. Adquirimos compromisos con implicaciones financieras relevantes

Durante la década de los 30, no es extraño vernos abocados a tomar algunas decisiones trascendentales, como comprar una vivienda, casarnos o tener hijos. Muchos de nosotros sentimos esa presión de dar “el siguiente paso” que creemos que la sociedad, y a veces nuestra propia familia y amigos, esperan de nosotros.

¿Y qué suele ocurrir? Que a veces entramos por esas puertas sin saber muy bien lo que realmente queremos. Y eso nos carga de obligaciones que permanecen con nosotros durante mucho tiempo.

Por eso, antes de adquirir ese tipo de obligaciones, nos conviene muy mucho hacer un poco de introspección e intentar entender lo que nos susurra nuestra voz interior.

2. Adquirimos patrones de comportamiento que no conectan con lo que realmente queremos

Ligado con el punto anterior, el no haber empleado tiempo y atención en conocernos mejor a nosotros mismos y depurar nuestra filosofía de vida provoca que la idea de lo que queremos y lo que no queremos en la vida sea más difusa. En esa situación, podemos adoptar patrones de comportamiento por la mera influencia que los demás ejercen sobre nosotros, sin elegirlos de forma consciente y proactiva.

Si tenemos suerte, pueden ser patrones constructivos desde el punto de vista financiero. Pero si no la tenemos, pueden ser patrones destructivos: Cosas como despilfarrar, no saber renunciar a nada, idolatrar el placer material, no aprovechar oportunidades, invertir sin demasiado criterio y escasa diversificación, etcétera, etcétera.

Y es que a veces creemos que llevamos el timón, pero es nuestro entorno quien realmente lo lleva por nosotros.

3. Damos importancia a demasiadas cosas

Cuando no tenemos claro qué es realmente importante para nosotros y qué no, solemos dar importancia a demasiadas cosas. Si algo no va como queremos, sea lo que sea, nos molesta. Y eso hace que nuestras emociones nos dominen y nos lleven a tomar decisiones que no son necesariamente buenas para nosotros.

Por otro lado, cuando tenemos claro lo que es importante y lo que no, nos resulta mucho más fácil no sobrereaccionar cuando algo que consideramos poco importante no sale como queremos. Nuestro campo de atención se estrecha y se concentra en lo que consideramos importante. Y eso es muy positivo, porque permite que nuestra energía esté enfocada en menos cosas y facilita que obtengamos buenos resultados.

4. No nos sentimos en equilibrio

Cuando no estamos conectados con nosotros mismos, algo no va bien. A veces es una sensación muy sutil, pero está ahí. Por mucha aceptación social y placer material que haya en nuestras vidas, sentimos un vacío extraño en nuestro interior.

nosotros mismos

En otras palabras, no estamos en calma. No nos sentimos en equilibrio. Y eso puede provocar cierto grado de ansiedad existencial que intentamos apagar con más aceptación social y más placeres materiales, un camino que a menudo nos lleva a deteriorar nuestra salud financiera – y potencialmente nuestra felicidad.

Ahí lo tienes, cuatro grandes razones que ligan el autoconocimiento con la salud financiera. Conocerse a uno mismo y actuar en consecuencia es clave para la felicidad en general y las finanzas en particular. ¡No dejes de cultivar esa habilidad cuando tengas oportunidad!

Tienes más material relacionado en la sección del blog #Estilodevida.

¿Quieres seguir aprendiendo sobre errores que debes evitar para conquistar salud financiera y poder disfrutar de la vida al máximo?

.

🌍Estilo de Vida — otros posts