Tres curiosas habilidades de inversión

Imagen: Kanenori

El tema del post de hoy son las habilidades de inversión. En concreto, tres habilidades de las que no se suele hablar demasiado, pero que son absolutamente cruciales a la hora de decidir cómo invertimos nuestro dinero.

Ya sabes que la inversión es una dimensión fundamental a la hora de generar salud financiera. Nos permite hacer crecer nuestros ahorros para que no pierdan poder adquisitivo por los continuos mordiscos de la inflación.

Pero esta práctica no está exenta de riesgos. Y para gestionar mejor esos riesgos nos conviene seguir perfeccionando nuestro arsenal de habilidades de inversión.

Hoy te traigo tres de ellas que seguro que te resultan interesantes y que debes tener muy en cuenta cuando elijas cómo y dónde inviertes tu dinero. Ese preciado dinero que has ahorrado como una hormiguita con el sudor de tu frente.

1.   Recelar del FOMO

En el mundo de las inversiones, es natural verse atraído hacia algo cuyo precio ha estado subiendo durante un tiempo, especialmente si se pone de moda, se publicita en las noticias y se convierte en la comidilla de muchas conversaciones.

Ejem… ¿criptomoneda, quizás?

habilidades de inversión
Imagen de Ben Kerckx

Cuando algo así sucede, solemos notar la punzada de un fenómeno psicológico que se denomina en el mundo anglosajón como FOMO (“Fear of Missing Out”). El FOMO implica, básicamente, que empecemos a sentir cierta ansiedad por quedarnos fuera de esa fiesta que tiene lugar delante de nuestras narices. Y esa ansiedad a veces provoca que nos unamos a la fiesta sin demasiadas cavilaciones para no perdernos la diversión.

Puedes leer más sobre el FOMO aquí.

Pero las modas son peligrosas. Atraen porque nos gusta encajar con los demás. Y lo mismo que llegan, se van.

Éstas suelen ser situaciones en las que no está del todo claro por qué los precios suben, además de la razón obvia de que son inversiones que están de moda y atraen cada vez a más personas que compran. Y si entras en ellas por esta razón, es probable que salgas por la misma razón cuando esas inversiones pasen de moda y los precios empiecen a caer.

En otras palabras, serías más proclive a romper uno de los principios fundamentales del mundo de la inversión: El invertir a largo plazo y ser paciente con los vaivenes de corto plazo.

Cuidado con el FOMO, porque no suele ser una motivación sólida para invertir.    

2. Ten muy claros cuáles son tus objetivos a la hora de invertir

Antes de entrar en una inversión, conviene que te hagas muy consciente de cuáles son tus objetivos.

¿Quieres una ganancia rápida?

¿Quieres vender en cuanto el precio llegue a cierto nivel?

¿Quieres mantener tu inversión a muy largo plazo, aunque el precio supere tus expectativas a corto plazo?

Imagen de Gerd Altmann

Inversores que compran el mismo activo (sea una acción, un fondo de inversión, un instrumento de renta fija, una propiedad o un negocio) pueden tener objetivos muy diferentes y pueden reaccionar a las subidas y bajadas del precio de ese activo de formas también muy diferentes.

No todos vemos lo mismo. No todos tenemos las mismas prioridades. Que el precio de un activo llegue a un nivel determinado puede ser algo muy importante para una persona (y hacer que esa persona decida vender) y totalmente irrelevante para otra, a pesar de que ambas hayan hecho la misma inversión.

Para evitar que las acciones de otros inversores con diferentes objetivos a los tuyos te influencien demasiado, debes ser muy consciente de cuáles son tus objetivos y a qué estás jugando. Si no, tus emociones te arrastrarán a comportarte como otras personas que quizá buscan cosas diferentes a las que buscas tú.

3. Abrazar el dolor desde el momento de entrar

La tercera en nuestra lista de habilidades de inversión tiene que ver con el dolor.

Cuando entramos en una inversión, generalmente lo hacemos con optimismo. O al menos con expectativas de que las cosas van a ir bien y que el precio de eso que compramos va a subir.

habilidades de inversión
Imagen de Tumisu

Pero no siempre es así. De hecho, dependiendo de qué tipo de inversiones estemos hablando, es muy común que el precio baje durante algunas fases, incluso que baje significativamente. Y eso no tiene por qué reflejar que la inversión ya no sea buena a largo plazo, sino simplemente que esté atravesando un bache temporal.

Esto, lejos de ser raro, es bastante frecuente. Las inversiones con expectativas de rentabilidad medias y altas suelen tener cierto riesgo, y el riesgo por definición conlleva volatilidad. En otras palabras, no es nada raro que a veces el precio de esas inversiones baje.

Lo que te estoy diciendo es que el dolor de ver ese precio bajar probablemente llegue tarde o temprano. Por eso es bueno que aceptemos y abracemos ese dolor, en nuestra cabeza, cuando todavía no se ha producido. De esa forma estaremos mucho mejor preparados para afrontar el bache emocional cuando ese dolor llegue de verdad, y podremos tomar decisiones con mejor criterio.

Ahí tienes, tres curiosas habilidades que seguro que te vienen muy bien para tu flamante y dilatada carrera en el excitante mundo de la inversión. ¡No las olvides!

Y si quieres seguir aprendiendo cómo sacarle el máximo partido a tu dinero, consulta la sección #Dinero, ¡a trabajar!, donde te doy muchas otras ideas.

¿Quieres seguir aprendiendo sobre habilidades de inversión?

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