¿Qué es el efecto Diderot?

Imagen: 3D Animation Production

Hoy voy a contarte una historia que seguro que te parece muy curiosa.

En el siglo XVIII – por si no eres muy ducho en números romanos, eso significa 18 – nació y vivió un filósofo francés llamado Denis Diderot.

Diderot no vivía precisamente en la opulencia, sino todo lo contrario. A pesar de ser bastante conocido en su entorno por ser el creador de una de las enciclopedias más relevantes del momento, no ganaba mucho dinero y llevaba una vida muy modesta.

Cuentan que cuando Diderot tenía 52 años, en 1765, su hija se iba a casar y él no tenía dote alguno que ofrecerle. Catalina la Grande, la entonces emperatriz (o zarina) de Rusia, se enteró de sus dificultades financieras y le ofreció comprar su librería por una cantidad equivalente a unos 40.000 euros de hoy.

Et voilá, de repente Diderot se encontró con un montón de dinero, algo a lo que no estaba muy acostumbrado. Y entonces tomó una decisión aparentemente irrelevante, pero que acabaría teniendo serias consecuencias en su vida.

Se compró un batín nuevo.

El efecto Diderot

Diderot estaba encantado con su batín nuevo. Era tan bonito, que pronto empezó a darse cuenta de que desentonaba con el resto de sus posesiones. “Ya no había armonía, ni unidad, ni belleza”, según sus propias palabras.

Así que hizo lo que le pedía el cuerpo. Empezó a renovar sus posesiones para que encajaran mejor con su nuevo batín.

Reemplazó su vieja alfombra con una alfombra nueva de Damasco. Decoró su casa con bellas esculturas y cambió la mesa de la cocina por otra mucho más cara. Compró un espejo nuevo y una silla de cuero.

Esta cadena de compras, provocada por la decisión original de comprar aquel flamante batín nuevo, es lo que se conoce como “efecto Diderot”, un término acuñado por Grant McCracken en 1988. Un fenómeno extraordinariamente frecuente, no sólo en tiempos pasados, sino también, y especialmente, en nuestra sociedad actual.

Imagina que te compras una camisa nueva. Cuando lo haces, no tienes ninguna intención de comprar una chaqueta nueva. Estabas perfectamente satisfecho con tu chaqueta actual. Sin embargo, cuando te pones ambas cosas, percibes que la nueva camisa no queda muy bien con esa chaqueta tan vieja. Entonces te compras una chaqueta nueva.

Misteriosamente, te parece que es el momento de comprarse también unos pantalones nuevos. Y un cinturón nuevo. Y unos zapatos nuevos.

De la noche a la mañana, te encuentras con un nuevo guardarropa… y sin dinero.

Has sido presa del efecto Diderot.

efecto Diderot

Como puedes ver, el impulso de comprar todo lo demás no tiene nada que ver con su funcionalidad, sino con el deseo de que tu indumentaria se ajuste a tu nueva identidad. Una nueva identidad que empezó a forjarse con la compra de aquella camisa nueva.

Ahora extrapola este fenómeno a otras áreas.

  • Compras una casa nueva o reformas tu casa actual. De repente tus muebles viejos ya no encajan con tu nueva imagen.
  • Compras un coche nuevo. De repente tu garaje y tu seguro de automóvil de antes ya no encajan con tu nueva imagen.
  • Te cambias a un gimnasio más exclusivo. De repente tu ropa deportiva de antes ya no encaja con tu nueva imagen.
  • Metes a tus hijos en un colegio más caro. De repente sus regalos de cumpleaños, sus vacaciones y sus actividades extraescolares anteriores ya no encajan con su nueva imagen.
  • Compras uno o dos productos alimenticios exclusivos y/u orgánicos. De repente el resto de tu lista de la compra ya no encaja con tu nueva imagen.

¿Y qué es lo más triste de todo?

Que lejos de sentirte más satisfecho con tus nuevas adquisiciones, te quedas igual… y sin dinero. Porque no deseabas realmente ninguna de esas cosas en primer lugar. Son necesidades que tu cerebro ha creado de la nada, por un mero efecto de contraste.

Cómo evitar el efecto Diderot

Para evitar el efecto Diderot, la estrategia más efectiva es evitar el primer paso. Evitar comprar el batín nuevo. Pero eso no es nada fácil, porque como explicamos en este post, tendemos de forma natural a elevar nuestro estilo de vida con el tiempo.

Aceptémoslo, compramos cosas que no necesitamos realmente. Intentar erradicar esta tendencia por completo es un objetivo poco realista con todas las tentaciones que tenemos a nuestro alrededor y lo fácil que resulta caer en ellas.

efecto Diderot

Pero lo que sí podemos hacer es intentar reducir su influencia sobre nosotros con algunas estrategias:

1. Controlar el entorno

Una de las cosas que podemos hacer es diseñar nuestro entorno para exponernos menos a las tentaciones de comprar cosas que no necesitamos.

Ejemplos de esta estrategia serían cosas como:

  • Darnos de baja de newsletters que promocionan productos.
  • No quedar con otras personas en centros comerciales.
  • No tener mucho dinero inmediatamente disponible para caprichos, sino la mayoría depositado en cuentas de ahorro de “difícil acceso”.

2. Vigilar la adopción de nuevas identidades

Adoptar una nueva identidad tiene su miga. Si lo hacemos, es posible que eso altere nuestras pautas de consumo y los criterios que utilizamos a la hora de manejar nuestro dinero. Por eso hemos de reflexionar y estar muy seguros de que realmente deseamos entrar por esa puerta, antes de cruzarla.

Cuando sientas la tentación de comprar algo que no encaja demasiado con tu estilo de vida actual, detente unos instantes y reflexiona si de verdad merece la pena.

3. Establecer límites de gasto

Una forma de mantener el efecto Diderot bajo control es establecer ciertos límites de gasto en nuestro presupuesto y respetarlos pase lo que pase.

De esa manera, si compramos algo que provoca un impulso de seguir comprando cosas en cascada por el efecto Diderot, esos límites de gasto que nos hemos autoimpuesto nos ayudarán a que no vaciemos la cartera.

Y aquí termina nuestro post. ¡Cuidado con el efecto Diderot, Moneytimer!

Si quieres seguir aprendiendo sobre los obstáculos más relevantes para tu salud financiera y cómo sortearlos, consulta nuestra sección #Estilodevida.

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