Objetivos financieros: ¿Cómo abordarlos?

Imagen: Stefan Keller

Una de las recomendaciones que solemos oír a menudo en el mundo de las finanzas personales es ponerse objetivos financieros. Metas que tenemos interés en alcanzar y que nos marcan el camino.

Y sí, eso suena muy bien. Pero muchas personas tienen dificultades a la hora de ponerse a ello. No sólamente desde el punto de vista conceptual, sino también desde el punto de vista práctico. No saben muy bien por dónde empezar. Y aunque empiecen, no saben muy bien cómo avanzar.

Éste es un tema bastante importante en tu progreso hacia la salud financiera, así que vamos a reflexionar sobre la forma más útil de ponerse objetivos financieros y de hincarles el diente con algunas ideas.

¿Are you ready?

Pues vamos allá.

1. Visualizar el fin último del objetivo

Una de las palancas de motivación más poderosas es la visualización. Algo que te recomiendo encarecidamente que hagas a la hora de ponerte objetivos financieros.

La visualización implica imaginar tu vida una vez hayas conseguido el objetivo que te propones. Imaginarla de verdad. No sólo lo que harás, sino también, y especialmente, cómo te sentirás.

objetivos financieros
Imagen de Fabricio Macedo

El fin último de nuestros deseos es conseguir sentir algo. No son las cosas en sí lo que buscamos, sino la emoción subyacente. Para que la visualización sea efectiva, ahí es donde te debes centrar, en la emoción que persigues.

Una vez hayas conectado con eso, todo resultará mucho más sencillo. La emoción que buscas se hará más familiar y su imagen te dará fuerzas para continuar en dirección a tu objetivo.

Por ejemplo, imagina que te pones el objetivo financiero de ahorrar 20.000 euros en 5 años.

Una alternativa es empezar a trabajar para conseguirlo, sin más.

Una alternativa muy diferente es que antes de empezar te preguntes: ¿Para qué quiero esto?

La respuesta puede ser: Para sentirme más libre.

Sigue escarbando. ¿Libre para qué?

La respuesta puede ser: Para encontrar otro trabajo.

Sigue escarbando. ¿Otro trabajo que te permita sentir qué?

La respuesta puede ser: Tener un propósito y sentirme realizado. Levantarme de la cama deseando ir a trabajar.

Eso ya está mejor. Eso es visualizar una emoción poderosa. Una emoción que te ayudará a no desfallecer en los momentos difíciles.

2. Objetivos concretos vs. «foto general»

Cuando nos ponemos objetivos, tendemos a centrarnos en cosas muy concretas y de corto o medio plazo.

Ahorrar X para comprar un coche. Ahorrar X para irnos de vacaciones el año que viene. Ahorrar X para comprar un piso en 2-3 años. Generar X euros al año de ingresos pasivos a través de nuestras inversiones.

Y eso está bien, pero se queda un poco cojo. Se queda cojo porque no está enmarcado en una foto general, un «big picture» que haga que nuestra vida financiera tenga sentido.

Imagen de BUMIPUTRA

Ese «big picture» no se consigue de la noche a la mañana. Por eso hemos de pensar también en el largo plazo. ¿A dónde queremos ir? ¿Qué aspecto tiene esa foto final? ¿Qué objetivos a corto y medio plazo tiene sentido plantearse para llegar ahí?

Al hacer eso, tenemos una dirección. Una estrategia a largo plazo. Y con eso podemos enfocarnos en los aspectos más tácticos y de corto y medio plazo con mucho mejor criterio.

Por ejemplo, imagina que tu «big picture a largo plazo» es lo siguiente:

  • Dejar tu trabajo, que paga 2.500 euros al mes y montar un proyecto más vocacional, donde estimas que ganarás 1.500 euros al mes durante los primeros años.
  • Tener más tiempo libre para viajar
  • Tener un piso en propiedad

Eso te da mucha más información sobre lo que tiene sentido hacer a corto y medio plazo. Vas a tener que ahorrar para la entrada de un piso. Vas a tener que empezar a construir ingresos pasivos para cubrir la diferencia entre tu sueldo actual y tu sueldo en el proyecto vocacional. Y vas a tener que expandir esos ingresos pasivos hasta cierto nivel para poder trabajar menos horas y poder viajar.

Todas esas cosas tendrán su jerarquía de prioridad en función de la importancia relativa que esos objetivos tengan para ti. Pero ya sabes qué piedras tienes que poner en el camino para llegar a la otra orilla.

Y eso es una gran ventaja.

3. Divide tus objetivos en pequeños pasos

La última idea que te traigo es relativa a cómo ponerse manos a la obra.

A veces, una vez que hemos definido el objetivo, nos cortocircuitamos. Nos parece demasiado complejo, demasiado inabordable. Y abandonamos antes de empezar.

Por eso, conviene darle la vuelta a la tortilla y diseñar un proceso de pequeños pasos. Dividir ese objetivo en mini-objetivos de más corto plazo. Y establecer un plan de lo que vas a hacer cada año, cada mes y cada semana para llegar ahí.

Imagen de Tongariro

Una vez tengas eso, sólo debes centrar tu atención en lo que debes hacer esa semana. Así te será mucho más fácil actuar. Y cuando actúes, la motivación llegará y te impulsará a continuar avanzando.

Ahí lo tienes. Las ideas clave del proceso de ponerse objetivos financieros. Dales bola, Moneytimer.

Y ya sabes, si quieres seguir profundizando en estas cuestiones, consulta nuestra sección #Tudíaadía.

¿Quieres seguir aprendiendo sobre cómo conseguir tus objetivos financieros de la forma más eficiente posible?

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