Malos hábitos que te desvían del camino (Parte 2)

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En la primera parte de este post, hicimos hincapié en algunas prácticas que solemos incorporar a nuestro día a día sin apenas darnos cuenta, y que no nos ayudan demasiado. Quizá lo hacemos por inercia o por influencia de nuestro entorno más cercano. Pero son, en el sentido estricto de la palabra, malos hábitos.

Son malos hábitos porque nos desvían del camino. Nos llevan a un lugar peor que ese otro lugar al que podríamos aspirar si esos hábitos no estuvieran tan presentes en nuestra vida.

Así que vamos a darles caña, ¿te parece?

En esta segunda parte del post te revelo algunos otros.

8. Inactividad

El siguiente candidato en nuestra lista de malos hábitos es la inactividad física.

Nuestro cuerpo está hecho para moverse. Es su función. Pero además, hay una enorme cantidad de investigación que relaciona el ejercicio físico con la salud mental, el funcionamiento del cerebro, y el estado de ánimo general.

hábitos

No es necesario que seas un triatleta, pero si que cumplas unos mínimos, como, por ejemplo, andar durante media hora, incrementar tu ritmo cardíaco durante otra media hora y algunos ejercicios de movilidad.

Sí, con algo tan sencillo basta. Pero hazlo todos los días.

9. Querer tener razón

El siguiente en nuestra lista de malos hábitos es querer tener razón.

El ego tiene mucha influencia en nosotros, no hay duda. Pero hay muchas personas que llevan esta práctica al extremo. Se sienten amenazadas si se equivocan y se enrocan en su posición, como si eso salvaguardara su integridad o su valía personal.

Pero esto no te ayuda, porque encontrar la verdad es mucho más importante (y útil) que tener razón. A las personas de éxito les gusta descubrir que están equivocadas. Y gracias a esos descubrimientos, progresan.

En lugar de combatir y defender tu posición con argumentos, acostúmbrate a hacer buenas preguntas. Puede que descubras algo en lo que no habías reparado antes.

10. Procrastinar

Otro mal hábito, que se encuentra extraordinariamente extendido, es procrastinar. En otras palabras, no ponerte a hacer lo que tienes que hacer por excusas tontas.

Pensar demasiado, querer tener todo bajo control, miedo al fracaso, miedo al qué dirán, etcétera, etcétera. Hay muchos caminos que llevan a la procrastinación y bloquean la acción.

Las cosas se quedan en nuestra mente, dando vueltas eternamente. Pero eso no soluciona nada. Lo único que sirve es actuar.

Acostúmbrate a actuar, a lanzarte, a correr riesgos. Una vez en movimiento, todo parece mucho más fácil que visto desde la barrera.

11. Multi-tarea

Un clásico en el mundo de los malos hábitos es la multitarea, más conocido como hacer varias cosas a la vez.

La multitarea se ha glorificado mucho en nuestra época, como señal de elevada productividad. Pero no es verdad. Cuando haces muchas cosas a la vez y no hay problemas, es porque estás haciendo cosas que no tienen demasiada importancia y por eso tu cerebro te permite hacerlas más o menos bien. Pero si intentas hacer eso con las cosas importantes que requieren concentración, lo más probable es que las hagas mal.

Para las cosas importantes, sé exclusivo y trabaja en sprints cortos. Primero una, exclusivamente ésa, y después otra.

Te irá mucho mejor.

12. Esperar al momento perfecto

El siguiente hábito es un aniquilador profesional de sueños: Esperar al momento perfecto.

Muchas personas no se ponen manos a la obra con algo porque esperan a que todo esté perfectamente en su sitio antes de empezar.

Pero la realidad es que nunca es el momento perfecto. Siempre hay algo que no es ideal, sea en el mundo externo o en nuestra forma de verlo.

Pero eso no significa que no debas lanzarte. Porque nunca podrás eliminar el riesgo por completo. Nunca podrás allanar el camino tanto como quieres. A veces, hay que saltar y confiar que haya red.

Si has hecho los deberes antes de lanzarte, es muy posible que esa red esté ahí.

Y si no lo está, es muy posible que la caída no sea tan grave como crees y tengas tiempo y medios para recuperarte.

Acción.

13. No ir al grano

El siguiente de nuestra lista de malos hábitos es no ir al grano.

Cuando percibimos que tenemos que dar «malas noticias», tendemos a alargar las cosas demasiado. Tendemos a querer «endulzar» el mensaje sin expresarlo claramente, o retrasarlo todo lo que podamos.

Eso, lejos de ayudar, crea más problemas. No sólo corres el riesgo de que la otra persona no lo entienda bien, sino que probablemente le siente peor si la mareas antes de decírselo.

Si tienes un mensaje difícil que dar, lo mejor es darlo enseguida. Con mano izquierda, pero en el primer minuto de conversación. Todo irá mucho mejor que si no eres del todo claro o mareas la perdiz.

14. Concentrarse en lo urgente

El último en la lista es el hábito de centrar la atención en lo más urgente.

Éste es otro gran clásico de la falacia de productividad. Nos concentramos en lo que más ruido hace, y después en el siguiente ruido, y el siguiente ruido, hasta que nos vamos a dormir… sin haber hecho nada realmente importante.

Las cosas que son importantes a largo plazo no suelen hacer ruido. Están ahí, esperando a que les prestemos un poco de atención y tiempo cada día para generar grandes resultados en el largo plazo. Resultados que pueden transformar nuestra vida para mejor, pero que nunca obtendremos si continuamos cegados por todo eso que hace tanto ruido a corto plazo.

Acostúmbrate a preguntarte de vez en cuándo qué es lo realmente importante y reserva un poco de tiempo y energía cada día para ello.

No te arrepentirás.

Ahí tienes, otros 7 hábitos que te alejan del camino. No te dejes engatusar por ellos.

Si quieres acceder a contenidos similares, consulta nuestra sección Tudíaadía.

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