Malos hábitos que te desvían del camino

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Hoy vamos a hablar de algunas cosas que quizá hagas habitualmente, por las razones que sean, pero que no te resultan útiles. Hábitos que, lejos de ayudarte a llegar donde quieres llegar, te alejan de ahí.

Muchos de nosotros caemos en algunos de ellos sin darnos excesiva cuenta del efecto que producen en nuestra trayectoria vital. Así que presta atención, porque ser consciente de ellos es el primer paso para reducir su influencia en nuestra vida.

Vamos allá.

1. Protestar

Protestar es el deporte nacional. No me gusta esto, no me gusta aquello, no me gusta lo de más allá.

Mucha gente lo hace continuamente. Pero, por mucho que creamos que nos permite liberar frustración, no consigue absolutamente nada.

Bueno, sí, provoca inacción. Quería decir que no consigue absolutamente nada bueno.

hábitos

Las personas protestonas se quedan en la barrera despotricando sobre todo lo que no funciona, pero no pasan a la acción. No tienen iniciativa, porque para tenerla has de dejar de protestar y ponerte a hacer. Y eso significa que aceptas asumir la responsabilidad de solucionar el problema.

A los protestones no les gusta la responsabilidad. Prefieren apuntar con el dedo a los demás. Pero eso no les lleva a ninguna parte.

No protestes. Si algo no te gusta, evalúa si puedes hacer algo para mejorarlo. Si es así, hazlo. Y si no, acéptalo y déjalo estar, porque está fuera de tu control.

2. Obsesión por la productividad

Otro de los hábitos que no nos lleva por el buen camino es darle demasiada importancia a la productividad.

Hoy en día estamos obsesionados por utilizar al máximo cada minuto del día y poder hacer más cosas.

Pero el objetivo que más merece la pena no es tanto el buscar espacio para añadir cosas, sino el buscar cosas que eliminar de nuestro espacio.

Necesitamos más tiempo libre. Más tiempo para no hacer nada. Más tiempo para reconectar, para respirar, para reflexionar.

Es en estos momentos cuando apreciamos si vamos en buena dirección o debemos ajustar el rumbo. Cuando surgen la creatividad y las grandes ideas. Cuando sentimos que estamos dirigiendo el timón y no yendo a merced de las olas.

3. Decir que sí a todo

Hoy en día confundimos ser amables con decir que sí a todo.

Decir que sí a todo implica priorizar los deseos de los demás frente a los propios. Implica posponer nuestros objetivos. Implica vivir sin dirección.

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Las demandas del exterior sobre tu atención y tu tiempo van a existir siempre, salvo que vivas en una cueva. Para vivir con dirección y ser fiel a tu identidad y tus objetivos, has de aprender a decir que no más a menudo.

4. Glorificar lo equivocado

Otro de los malos hábitos a destacar es la glorificación de lo equivocado.

En el mundo actual tendemos a exaltar y glorificar algunas cosas como indicativos del éxito. Cosas como dormir poco, estar muy ocupados, trabajar muchas horas y no tener tiempo para nada.

Sin embargo, por mucho que nuestra cultura promueva esa visión del éxito, vivir de esa forma no suele conducir a un nivel superior de satisfacción. Por eso, el verdadero éxito suele comprender otro tipo de indicadores, como dormir lo suficiente, hacer ejercicio con regularidad y controlar tu tiempo.

Quizá todas esas cosas no estén tan glorificadas en nuestra sociedad, pero son un camino mucho más directo hacia la felicidad.

5. Seguir los consejos de los demás

Muchas personas, con toda su buena intención, nos dan consejos. Y muchas veces tendemos a seguirlos, especialmente si no estamos del todo seguros sobre qué hacer y consideramos que la otra persona tiene «buen juicio».

Sin embargo, la mayoría de esos consejos no tienen demasiada utilidad real, porque surgen desde la perspectiva personal del otro. Que, por supuesto, no tiene nada que ver con la nuestra.

Nuestra personalidad, perspectiva, limitaciones y objetivos son únicos. Cuidado con seguir los consejos de otros, por muy bienintencionados que sean.

Si quieres tomar una mala decisión, pregunta a todo el mundo.

Naval Ravikant

6. Ir a velocidad de crucero

Segun va pasando el tiempo, nos vamos acostumbrando a movernos a velocidad de crucero.

Hay 4 velocidades que podemos usar para navegar por la vida:

  • Descansar
  • Andar
  • Velocidad de crucero
  • Esprintar

La velocidad de crucero es lo habitual, el trabajo de 9am 2pm y de 4pm a 7pm. La rutina habitual, a la velocidad de siempre. Constante y sin altibajos.

Sin embargo, esta forma de moverse no es demasiado efectiva porque adormila nuestra concentración. Es mucho más útil moverse entre el descanso o el andar y el sprint. Esfuerzos intensos, cortos y de elevada concentración, y después descanso. Como vive el león.

7. Culpar al tiempo

El último en nuestra lista de malos hábitos es culpar al tiempo.

La excusa más típica que se oye hoy en día para no hacer algo es «no tengo tiempo».

Sí que lo tienes. Lo que pasa es que decides usarlo en otros sitios, por las razones que sean.

La única manera de hacer algo es convertirlo en una prioridad en tu agenda del día. Y eso depende exclusivamente de ti. De si quieres o no quieres sufrir las consecuencias de posponer otras cosas que copan tu agenda.

Eso, aunque parezca duro de aceptar, es la realidad de la vida. Si quieres dedicarle tiempo a algo, en la inmensa mayoría de los casos, puedes hacerlo. Tuya es la elección y tuyas son las consecuencias. Y ése es un pensamiento esperanzador, porque significa que tienes poder para dirigir tu vida como más te convence.

Ahí tienes, 7 hábitos que te desvían del camino. En la segunda parte de este post veremos algunos más.

Si quieres acceder a contenidos similares, consulta nuestra sección #Tudíaadía.

¿Quieres seguir aprendiendo estrategias para vivir con intención?

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