Los seres humanos hemos alcanzado un nivel de progreso económico, científico y tecnológico encomiable. Tenemos máquinas que hacen de todo. Tenemos acceso a inventos que facilitan enormemente nuestro día a día. Tenemos disponible cualquier tipo de producto o servicio con un «click». Sin embargo, hay algo que nos falta: Calma.
Resulta cuando menos irónico que cuanto más avanzamos en estos tipos de progreso, más desconectados nos sentimos interiormente. Sentimos más ansiedad, más estrés, más frustración. Y las personas que están a nuestro alrededor parecen sufrir el mismo problema.
No es nada fácil mantener la calma, especialmente cuando nuestro entorno cercano la ha perdido. Sin embargo, es una de las habilidades más importantes que existen. La persona que consigue mantener la calma en situaciones de estrés tiene mucha más capacidad de tomar buenas decisiones en momentos cruciales.
Y eso marca la diferencia, tanto en la vida como en las finanzas.
Así que en este post te voy a presentar 5 trucos que puede que te ayuden a conseguir ese objetivo.
Vamos allá.
1. Respirar profundamente
Una de las tácticas más poderosas para mantener la calma es tomarse unos segundos para hacer 2 o 3 respiraciones profundas.
Hacerlo tiene un doble beneficio: En primer lugar, tiene un componente fisiológico. Respirar alivia la tensión corporal. Y en segundo lugar, tiene un componente emocional: Nos permite tomarnos un tiempo antes de responder al estímulo externo que nos perturba. Y ese tiempo es clave para elegir la respuesta adecuada.
2. Escuchar y observar antes de lanzarnos a hacer algo
Cuando alguien pierde la calma mientras interactúa con nosotros, es habitual que nuestro impulso sea defendernos de lo que consideramos un ataque y responder inmediatamente. Pero eso rara vez suele desescalar la ansiedad y el nerviosismo en el ambiente.
Una estrategia mucho más efectiva es escuchar y observar antes de hablar o reaccionar. Interesarse en entender la posición de la otra persona tiene un efecto sorprendente sobre su estado interno. Cuando las personas se sienten comprendidas, sus barreras caen y adoptan una posición mucho más constructiva, sin necesidad de que nosotros defendamos nuestra posición.
3. Tener presente lo que no se puede controlar
Cuando perdemos la calma ante una situación de estrés, a veces centramos nuestra atención en cosas que están más allá de nuestro control. Y eso, por definición, acrecienta nuestra sensación de ansiedad por la incertidumbre del resultado.
Por esta razón, detenernos un segundo a identificar aquello que no podemos controlar resulta tan útil. Eso nos permite estrechar nuestra visión y centrar la atención en lo que sí podemos controlar, favoreciendo nuestra capacidad de gestionar la situación con mayor acierto.
4. Meditar
La meditación es una práctica con una larga evidencia histórica de efectos positivos sobre nuestra calma interior.
Para meditar no es necesario ponerse en posturas de contorsionista y repetir mantras. Eso es un mito. Basta con sentarse cómodamente, cerrar los ojos y observar tu mente, sin juzgar, durante unos minutos. Nada más.
Pocas cosas hay tan sencillas y con un impacto más grande sobre nuestra calma interior para afrontar el día. Es un hábito que no te arrepentirás de incorporar.
5. Reflexionar sobre lo sucedido
Una práctica muy útil para hacernos cada vez más diestros en esta gran habilidad de conservar la calma es reflexionar, al final del día, sobre qué tal lo hemos hecho en esas situaciones de ansiedad y apuntar lo que podíamos haber hecho mejor.
Eso tiene dos grandes beneficios: En primer lugar, el escribirlo nos permite interiorizarlo más. Y en segundo lugar, podremos consultar las cosas que hemos escrito en momentos futuros, lo que hará que recordemos más fácilmente las lecciones más importantes de aquellas situaciones y las continuemos aplicando en nuestro día a día.
Ahí tienes, 5 grandes prácticas para estimular tu capacidad de mantener la calma en los momentos difíciles. ¡Espero que te sirvan!
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Moni 
