Lecciones del libro «El Inversor Inteligente» – 2

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En la primera parte de este post hicimos una introducción del libro «El Inversor Inteligente» de Benjamin Graham y una reflexión sobre algunas de sus ideas más importantes. En esta segunda parte vamos a profundizar en algunas ideas más, para que tengas una visión más completa de la filosofía de inversión de Graham (y su discípulo Warren Buffett).

Vamos allá.

Las proyecciones financieras

La industria financiera se afana en hacer proyecciones de futuro, porque las valoraciones de los activos son, por definición, el valor actual de los flujos de caja futuros.

Sin embargo, los seres humanos ponemos excesiva fe en nuestra capacidad de predecir el futuro. Las proyecciones, dice Graham, casi nunca se cumplen. Hay demasiados factores que influyen sobre los resultados de una empresa.

El Inversor Inteligente
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Por esa razón, las proyecciones de futuro que más sentido tienen son las que se anclan firmemente en resultados históricos y ciertos, no en argumentos que justifican por qué el futuro va a ser diferente del pasado.

Inversión vs. especulación

Otra idea muy desarrollada en «El Investor Inteligente» es la diferencia entre inversión y especulación.

Según Graham, la inversión inteligente se compone de 3 elementos:

  1. Un análisis detallado de la empresa
  2. Asegurarte de que estás protegido contra pérdidas significativas (el margen de seguridad)
  3. No aspirar a resultados extraordinarios, sino a una «rentabilidad adecuada»

Para un inversor, el precio de mercado se determina por las estimaciones sobre el valor de la empresa. Para un especulador, sin embargo, es el precio el que determina el valor.

Un especulador pone su atención en la evolución del precio a corto plazo porque busca ganancias rápidas. Un inversor no busca la ganancia rápida, sino la rentabilidad a largo plazo.

Pensamiento contrario

El inversor inteligente entiende que invertir en las acciones de una empresa es un movimiento más arriesgado cuando el precio sube en una situación de exhuberancia de mercado que cuando el precio baja en una situación de pesimismo de mercado.

La gente suele hacer exactamente lo contrario: Creen que cuando los precios suben porque hay optimismo, es menos arriesgado invertir. Y esa forma de actuar se contagia y la mayoría acaban haciendo lo mismo.

Como dijo Warren Buffett: «Se cauteloso cuando los demás sean ambiciosos y ambicioso cuando los demás sean cautelosos».

En otras palabras, si tienes liquidez para invertir y tiempo por delante, las caídas de mercado, lejos de ser una inconveniencia, son algo bueno, porque te permiten invertir con menos riesgo.

No sólo son dividendos

Hay muchas personas que invierten en empresas con la vista fija en el dividendo, sin considerar más factores. Si una empresa tiene una política de dividendos atractiva y distribuye dinero regularmente a sus accionistas, les parece una buena inversión, porque les proporciona «una renta todos los años».

Graham dice: Las acciones de una empresa tienen un buen rendimiento si el negocio subyacente tiene un buen rendimiento. Quizá eso no sea así en el corto plazo, pero eventualmente lo será.

Puede que te interese recibir un dividendo regularmente, pero eso no debe ser el centro de tu análisis. El centro de tu análisis debe ser la solidez del negocio de la empresa que reparte el dividendo, porque si el negocio es frágil, ese dividendo eventualmente se reducirá o desaparecerá.

Empresas infravaloradas

El gran argumento de «El Inversor Inteligente» es que todo depende de nuestra capacidad de encontrar empresas que el mercado esté infravalorando, de forma que su precio de compra sea inferior a su valor.

Pero ¿por qué razones estaría el mercado infravalorando una empresa?

El caso más frecuente es que la empresa esté atravesando un bache de popularidad entre los inversores, por razones como unos resultados que no cumplen las expectativas o algún cambio en el entorno competitivo o regulatorio que se considera adverso.

La clave está en discernir si esas «sorpresas» implican un cambio permanente en los fundamentales de la empresa o simplemente son un bache temporal, después del cual la empresa probablemente vuelva a su situación original previa al suceso.

Si tu convicción es que es un bache temporal y el precio de la acción ha caído lo suficiente, tienes ante ti un posible caso de empresa infravalorada por el mercado y una oportunidad de inversión.

Ahí tienes las grandes ideas del libro «El Inversor Inteligente» de Benjamin Graham. ¡No te olvides de aplicarlas en tus inversiones!

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