Cómo invertir con inflación y riesgo de recesión

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El momento en el que nos encontramos es muy curioso desde el punto de vista del inversor. Por una parte, hemos experimentado unos niveles de inflación particularmente elevados durante muchos meses, como consecuencia de las restricciones en las cadenas de suministro, la guerra de Ucrania y otros factores. Y por otra, el crecimiento económico parece estar ralentizándose y muchas personas hablan de riesgo de recesión económica.

En estas circunstancias, ¿qué deberíamos hacer? ¿Invertimos? ¿Esperamos? Y si invertimos, ¿en qué?

Muchas personas tienen estas dudas hoy en día. No saben qué hacer con su dinero, porque hay mucha incertidumbre sobre la evolución de los mercados. Así que vamos a recordar algunos principios importantes que quizá te resulten útiles para tomar decisiones al respecto.

1. Nadie parece saber ahora, pero nadie sabía antes tampoco

Una de las frases que más se repite estos días es ésta:

«No veo claro hacia dónde va a ir el mercado»

Eso, amigo mío, es una trampa mental. El hecho de que parezca que la incertidumbre es baja porque las cosas han estado estables durante algún tiempo no significa que sepas hacia dónde va a ir el mercado. Es una ilusión.

recesión

Si tuvieras la capacidad de viajar hacia atrás en el tiempo y preguntaras a los inversores qué sensación tenían meses antes de las grandes crisis de mercado, la inmensa mayoría de ellos probablemente te dirían que las cosas van bien.

No se ve venir.

El que el mercado haya crecido de forma más o menos continuada durante varios años no significa en absoluto que lo vaya a seguir haciendo el mes que viene.

Los mercados son impredecibles a corto plazo. Lo son ahora, y siempre lo han sido. Lo cual no quiere decir que no sea interesante jugar, especialmente si apuestas a largo plazo.

2. La liquidez, en su justa medida

En esta situación de incertidumbre sobre una potencial recesión, la tentación es vender inversiones y aumentar nuestras reservas de liquidez. Y el razonamiento para ello suele ser doble:

  1. Por un lado, nuestra sensación de que nuestras inversiones pueden perder valor se acentúa.
  2. Y por otro, nuestra sensación de que si tenemos mucha liquidez podremos comprar más barato cuando el mercado caiga, también se acentúa.

Si digo «sensación», es por algo.

Generalmente, esta forma de actuar no viene determinada por un análisis riguroso de datos y hechos, sino por contaminación acústica. Oímos cada vez más voces que hablan de recesión y leemos cada vez más noticias que pregonan que el mundo se va al carajo. Y poco a poco, nuestras emociones se impregnan de miedo.

Al final, si vamos a la esencia de lo que estás haciendo, encontramos esto:

Estás intentando predecir el mercado en el corto plazo.

Y no sabes hacer eso.

Nadie lo sabe.

Los que aciertan, aciertan por casualidad o porque tienen en sus manos información privilegiada sobre algo que va a salir a la luz.

Es demasiado complicado. Así que no intentes predecir el mercado.

Con respecto a la liquidez, lo único que tienes que considerar es cuánto colchón necesitas para vivir sin tener que vender tus inversiones en el caso de que perdieras tu principal fuente de ingresos (temporalmente) o surgiera algún imprevisto. No más. Especialmente en un entorno de inflación como el de ahora, en el que los ahorros no invertidos pierden poder adquisitivo con gran rapidez.

Es posible que hayas oído la expresión «time in the market, not time the market». Lo que esa frase quiere decir es lo siguiente:

  • «Time in the market»: Lo que importa es estar invertido durante mucho tiempo, porque si te pierdes los días especialmente buenos de mercado, tu rentabilidad bajará considerablemente. Y no, no sabes cuándo van a llegar esos días. Llegan sin avisar.
  • «Time the market»: Intentar predecir el momento en el que el mercado va a bajar y va a subir es una pérdida de tiempo. No acertarás.

Por tanto, lo que debes hacer es quedarte dentro del mercado a largo plazo y aguantar los vaivenes. Si hay una recesión, se superará. Ésa es la lección que nos da la historia.

3. Alternativas sólidas, no humo

Ahora bien, ¿invertir en qué? ¿Cómo gestiono ese riesgo de recesión y me protejo del impacto de la inflación en mis inversiones?

Lo interesante de estas situaciones de elevada incertidumbre es que se suele ver con mayor claridad qué alternativas de inversión son más fiables, y qué alternativas son menos.

Por ejemplo, los mercados tradicionales de renta variable (bolsa) y renta fija han sufrido en los últimos meses. Vale. Pero esto ya ha pasado antes. Muchas veces. Y el mercado siempre se ha recuperado, porque hay un incentivo real detrás que lo impulsa, que no es otro que el deseo de beneficio económico en una sociedad capitalista en la que se recompensa el mérito y los resultados.

En ese mundo, las empresas (en conjunto) encuentran la forma de superar dificultades y seguir aportando valor a la sociedad. Y los inversores se benefician de ello a largo plazo, compensando (y superando) el efecto de la inflación.

El mercado inmobiliario funciona de forma similar. Es un activo básico, estable, de primera necesidad. Y por tanto, su dinámica de demanda y preservación de valor es relativamente predecible. A largo plazo tiende a proporcionar una rentabilidad similar o superior a la inflación con baja volatilidad, y más aún con el efecto del apalancamiento (la hipoteca).

Por otro lado, las criptomonedas han perdido una gran parte de su valor en los últimos meses. Algunas se han pegado tremendos porrazos, como Luna.

¿Por qué?

Dios sabe.

Las criptomonedas son un activo con fundamentos aún poco sólidos, una base de inversores volátil y que resulta muy complejo de entender. Por mucho potencial que tenga a muy largo plazo, hoy en día continúa siendo frágil. No es ni mucho menos el activo refugio que muchos argumentaban que era, ni una protección natural contra la inflación, porque se ha desplomado mucho más que los mercados tradicionales.

En estos momentos, estar invertido en alternativas sólidas, con trayectoria contrastada y una base de incentivos adecuados para generar valor a largo plazo, marca la diferencia.

Para afrontar mejor las fases de inflación y riesgo de recesión, invierte en alternativas sólidas, no humo. Alternativas que resistan a largo plazo a pesar de la volatilidad del corto.

Y si quieres humo, que sea en cantidades que puedas permitirte perder. O que no te quiten demasiado el sueño cuando vengan mal dadas.

¡Dale bola, Moneytimer!

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