Una gran habilidad poco utilizada: Pedir descuentos

Imagen: Antonio Céspedes

Hoy vamos a hablar de una estrategia financiera que está muy infravalorada: La habilidad de pedir descuentos.

No tiene sentido negarlo: Nos gustan los precios bajos. Muchas veces revolvemos cielo y tierra para encontrar precios asequibles para las cosas que queremos comprar. Y tantas otras veces sacrificamos calidad para que los gastos se adecúen a nuestro presupuesto.

Sin embargo, hay una cosa que solemos pasar por alto: La idea de que el precio oficial de una cosa puede ser negociable. No se nos pasa por la cabeza pedir descuentos o algún tipo de reducción en el precio.

A menudo, cuando vemos un precio escrito en algun sitio, asumimos que eso es lo que hay y que no podemos hacer nada al respecto. Sin embargo, es muy común que los comercios y otros negocios estén más que dispuestos a ofrecer ventajas y descuentos para conseguir incrementar sus ventas, en particular en un sector en el que existe mucha competencia.

Sin embargo, aunque se nos pase por la cabeza que eso puede ser posible, hay otro obstáculo que debemos salvar para poder aprovechar esas posibles ventajas y descuentos. Algo que no está ahí fuera, sino que depende de nosotros mismos:

La incomodidad que sentimos si nos dicen que no.

Desarrollemos esta idea con un poco más de detalle, porque tiene su miga.

El miedo a ser rechazados

El miedo al rechazo es un fenómeno psicológico muy poderoso que puede producirse en muchos ámbitos diferentes.

Puede impedir que pidamos un aumento de sueldo o una promoción en el trabajo.

Puede impedir que propongamos planes en una reunión de amigos.

Puede impedir que consigamos cerrar una venta.

Puede impedir que hablemos con una persona que nos atrae.

Y también puede impedir que nos beneficiemos de mejores precios y que consigamos optimizar nuestra salud financiera.

La mayoría de estas situaciones, si no todas, se basan en un esquema mental que afecta directamente a nuestra autoestima: Equiparamos el rechazo de nuestra petición con el rechazo de nuestra propia persona.

pedir descuentos

Cuando consideramos pedir algo a alguien, muchas veces caemos en la pauta mental de asumir que si esa persona dice que no, nos está rechazando a nosotros mismos. Como si su negativa fuera un impacto en la línea de flotación de nuestra valía personal.

Y claro, algo así nos dolería. Nos dolería porque somos animales sociales que desean ser aceptados, no rechazados. Así que la mera posibilidad de que eso suceda nos hace evitar la situación. Evitamos la petición y evitamos el riesgo.

Sin embargo, ese esquema mental es erróneo, porque no se corresponde con la realidad. El rechazo de nuestra petición se refiere… pues eso, a nuestra petición. No tiene nada que ver con nuestra persona. Y por tanto no tiene por qué doler, ni mucho menos afectar a nuestra autoestima.

Ya lo sé. Esto es muy fácil de decir, pero no tan fácil de hacer. Y eso es cierto. Requiere un proceso. Requiere empezar poco a poco. Practicar en las pequeñas cosas y avanzar progresivamente hasta atravernos a hacerlo en situaciones con mayor relevancia.

Imagen de Daniel Kirsh

Éste es un hábito muy poderoso para reforzar nuestra salud financiera, porque la posibilidad de pedir descuentos y obtenerlos está por todas partes en los tiempos que corren:

  • Hoteles: Los hoteles suelen estar más que dispuestos a conceder descuentos, especialmente en épocas de baja demanda. La razón es que tienen muchos costes fijos (que se producen sí o sí) y no tantos costes variables (que sólo se producen si se utiliza la habitación) y selectivamente les conviene vender una habitación a precio más reducido que no venderla en absoluto.
  • Restaurantes: Situación parecida a la de los hoteles. Una de las variables que determina la rentabilidad de un restaurante es el número de comensales, y por tanto les conviene conceder descuentos si gracias a eso van a llenar una mesa que quedaría vacía.
  • Consumiciones en bares: Ésta no suele estar tan disponible, pero si vas con un grupo de personas que no es pequeño, muchos bares estarán dispuestos a negociar un descuento por las consumiciones a cambio de que consumáis en su local.
  • Electródomesticos/ropa/electrónica/aparatos deportivos/vehículos de motor: En estos sectores suele existir un gran incentivo a vender porque hay una gran competencia. Y suelen ser compras de importe elevado, con lo que negociar descuentos puede suponer ahorrarse cantidades importantes.

Ahí lo tienes, Moneytimer. Acostúmbrate a solicitar descuentos haciendo preguntas como:

¿Me podría ofrecer algún descuento?

¿Hay alguna posibilidad de conseguir un mejor precio?

¿Hay algun programa para miembros que permita obtener mejores precios?

El «no» ya lo tienes, así que prueba suerte. ¡Apuesto a que te sorprenderás de todo lo que consigues!

Si quieres seguir aprendiendo formas de sacarle el máximo partido a tu dinero, consulta nuestra sección #Tudíaadía.

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