Hoy vamos a hablar de un modelo mental que puede ayudarte a tomar más y mejores decisiones.
Es posible que hayas comprobado que, cuando hemos de tomar una decisión que es medianamente importante para nosotros, a veces nos cuesta hacerlo.
Nos tomamos nuestro tiempo. Analizamos los pros y contras. Reflexionamos. Pedimos consejo a los demás. Intentamos conseguir más información.
¿Y qué es lo que sucede muy a menudo?
Que nos paralizamos.
Después de todo ese proceso, constatamos que no lo tenemos nada claro. Y preferimos dejarlo correr.
Generalmente, por un motivo principal: El riesgo. O mejor dicho, nuestra percepción del riesgo.
En las decisiones de cierta trascendencia, las que tienen algo más de importancia que si comprar carne o pescado para cenar, percibimos un riesgo. El riesgo de que las cosas vayan mal. El riesgo de perder lo que tenemos ahora. El riesgo de quedar mal delante de los demás.
A veces, ese riesgo percibido es tan grande en nuestra mente que oscurece todos los posibles beneficios de elegir el camino más incierto a la hora de tomar esa decisión. Y ¡pum! Nos quedamos como estamos y pasamos página.
Lo que vengo a decirte es que, si bien nuestra valoración del riesgo puede ser correcta en el corto plazo, hay algo que a veces pasamos por alto y que tiene una gran importancia en la valoración de ese riesgo a medio y largo plazo:
El que esa puerta que nos planteamos cruzar sea de sentido único o de doble sentido.
Veamos qué significa esto.
¿Sentido único o doble sentido?
Tender a dejarnos embaucar por nuestra percepción del riesgo puede parecer una estrategia segura, pero el problema es que llega un momento en nuestra vida en el que esta forma de actuar suele mordernos el trasero.
¿Por qué?
Porque la evidencia demuestra que solemos arrepentirnos mucho más de las cosas que no hemos hecho, que de las cosas que hemos hecho mal.
Sí, ya, claro, me dirás. Pero el riesgo que me preocupa está ahí. ¿Cómo podría mirarlo con unas gafas más constructivas?
Para responder a eso, tengo que contarte una historia.
Seguro que has oído hablar de Jeff Bezos, el fundador de Amazon.
En su carta a los accionistas de 1997, cuando Amazon estaba aún en sus comienzos, Bezos escribió esto:
Algunas decisiones son irreversibles o prácticamente irreversibles. Son puertas de sentido único. Y esas decisiones deben tomarse metódica y deliberadamente, empleando el tiempo necesario y con mucho cuidado, porque si cruzas la puerta y no te gusta lo que ves, no puedes volver.
Sin embargo, la mayoría de las decisiones que creemos importantes no son así. Son caminos que podemos alterar y revertir. Son puertas de doble sentido. Si la cruzas y no te gusta lo que ves, no tienes por qué vivir con las consecuencias durante tanto tiempo. Puedes cruzar la puerta en sentido opuesto y volver.
Jeff Bezos, Amazon letter to shareholders, 1997
Esta idea es extraordinariamente importante, porque a medida que el tiempo pasa, estamos más ocupados y adquirimos más obligaciones, más tendemos a ver cualquier decisión medianamente importante como una puerta de sentido único, con consecuencias que no podremos revertir.
Esta confusión de enfoque, ver como irreversibles decisiones que en realidad son reversibles, es el factor que más magnifica nuestra percepción del riesgo y nos paraliza a la hora de decidir.
Por eso, para decidir mejor, la primera pregunta que debes hacerte es la siguiente:
¿Es esta decisión una puerta de sentido único o de doble sentido?
Si concluyes que es de doble sentido, te resultará más fácil lanzarte y cruzarla. Y si no sale bien no será ninguna catástrofe, porque seguro que aprendes algo que te sirve para la próxima vez, además de evitar que te arrepientas por no haberlo intentado.
Ahí tienes un modelo mental muy interesante para tomarmejores decisiones. Dale bola, Moneytimer. Seguro que te ayuda en muchos ámbitos, entre ellos, por supuesto, tu salud financiera.
Y ya sabes, si quieres seguir aprendiendo trucos para disfrutar de la vida al máximo, consulta nuestra sección #Estilodevida.
Moni 
