Sufragar la jubilación en nuestros días se ha convertido en un problema. La seguridad social en España está atravesando grandes dificultades financieras y, aunque no exista riesgo de quiebra a corto plazo, el largo plazo no ofrece una fotografía demasiado esperanzadora.
Incluso para los que no piensan demasiado en el futuro, esta situación está empezando a llamar mucho la atención. El día a día ha empezado a ser foco de tensiones, por la elevada inflación que los bienes de primera necesidad están sufriendo por las tensiones en las cadenas de suministro y los crecientes niveles de demanda.
Existe una sensación, que se va extendiendo por momentos, de que nos cuesta cada vez más llegar a fin de mes. Y esto, en un contexto de aumento continuado de la esperanza de vida, no son precisamente buenas noticias en lo que se refiere a nuestras expectativas de disfrutar de una merecida jubilación.
Ahora bien, ¿qué podemos hacer al respecto?
Digamos que hay dos grandes estrategias, y una es bastante más efectiva que la otra. Aunque, desafortunadamente, también es mucho menos frecuente.
Estrategia 1: La vía política y social
La primera estrategia es la que la inmensa mayoría de personas adoptan. Consiste, básicamente, en pedirle al partido político de turno que mejore las cosas y protestar cuando no lo hace.
No sé a ti, pero a mí esto me parece una forma maravillosa de perder el tiempo y la paciencia.
El sistema político actual, y España no es una excepción, no cuenta con los incentivos necesarios para solucionar problemas o hacer aquello que a sus gobernados más les conviene. Todo lo contrario. Los políticos están incentivados para perpetuarse en el poder, y para eso tienen que mantener vivos los problemas.
Confiar en que el Estado te va a salvar no es una buena estrategia. El Estado concentrará su interés allá donde obtenga mayor rédito electoral. Si te niegas a creer este principio, estás haciendo trampas jugando al solitario.
Sin embargo, la inmensa mayoría de personas siguen esta estrategia, generación tras generación. Y su situación no hace sino ir a peor, porque el problema de la seguridad social es estructural, no coyuntural.
Pero ¿hay alguna otra opción?
Sí. Delante de tus narices. Pero esta opción no tiene a nadie al que apuntar con el dedo para protestar. Por eso no es tan popular.
Estrategia 2: La vía individual
La alternativa a la movilización colectiva contra un ente abstracto que no tiene ninguna intención de ayudarte es la responsabilidad individual.
En otras palabras, aceptar que el problema lo tienes que solucionar tú solito, porque nadie va a venir a salvarte.
Hay una razón por la que la educación financiera no se enseña en los colegios. Yo no sé cuál es. Pero apostaría a que tiene algo que ver con esto:
Al sistema no le interesa que las personas sean demasiado independientes. Le interesa exactamente lo contrario. Cuanto más dependientes sean y menos libertad de pensamiento tengan, más poder e influencia podrá ejercer el Estado sobre ellos.
Llámame paranoico si quieres. Pero es absurdo que la educación financiera no sea una asignatura troncal en el sistema educativo actual.
Sea como sea, no puedes hacer nada al respecto. Si te pones a protestar para que impartan educación financiera en los colegios, estarías cayendo en la alternativa anterior.
No, te te toca a ti solucionar el problema.
Si quieres maximizar tus probabilidades de tener una buena jubilación, tienes que educarte tú mismo y tomar las decisiones adecuadas para mejorar tu salud financiera. Y cuanto antes empieces a hacerlo, mejor.
Lo interesante de esta vía es que, además de ser la más efectiva para ti, inspira también a los demás. Sin proponértelo, puede que generes cambios en la misma dirección en las personas de tu entorno. Y paradójicamente, contribuir a conseguir un cambio colectivo que redunde en mayor libertad y autonomía como sociedad, que falta nos hace.
Ahí tienes las dos vías para intentar disfrutar de una buena jubilación. ¿Cuál es la tuya, Moneytimer?
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Moni 
